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domingo, 25 de noviembre de 2012

Erais un amor de los que duelen

Amor de doble filo, cortante cuando te apetece. Y ella sólo espera el día que vuelvas para decirte que no, que ya es tarde para llenar los otoños de carmín y las ciudades de despedidas. Espera nunca haberte conocido por si pudieras no doler. Olvidar como ella todas las cartas que con los meses dejaste de escribir, cuando vivías con certezas, siendo el único destino, el único camino, la mujer inevitable, la que siempre estaba en el fondo del vaso, de todos los versos, al final de las copas, esa que se creía principio y fin, universo, corazón, apoyo, respaldo. Cómo se puede ser tan hijo de puta y dejar de recordar cada polvo, cada beso, cada frase en la que no podía más. Todas las huidas hacia su cama, todas las llamadas al jardín de sus entrañas cuando estaba incluso más infiltrado en su cuerpo de lo que el aire estaría jamás. Cómo puedes olvidarte de eso.




Yo sólo creo en infinitos que abren, se desarman, que tienen sed. Es invierno y el frío me cala en los huesos, me destroza, me defiendo y lo único que puede rematarme es la canción nocturna, las cervezas heladas, los dedos firmes sujetando el cigarro, y un "Tal vez te acuerdes de mí..."




Mariona*

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