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lunes, 19 de agosto de 2013

Y quizás me haya perdido hace tiempo ya entre los sinuosos caminos de tus sentimientos.

Porque nunca me diste mapa ni brújula, ni me tendiste una mano o me indicaste el camino. Ahora solo tengo dos opciones: seguir a la deriva por este laberinto, como un astronauta perdido en el espacio sin nave ni tripulación, o deshacer el camino, recogiendo las migas de pan, como un cuento de Hánsel y Gretel con final feliz.
Pero soy humana, y acabaré decantándome por el camino difícil y doloroso. Porque, como el universo, mi estupidez no conoce límites.
Y me pregunto si ya es demasiado tarde, o si nunca ha habido una oportunidad o un te quiero verdadero. Ven, siéntate, y háblame de esa tenia que te sale por la arteria aorta. O por qué debo morder mis labios cuando te quiero besar o la lengua cuando te quiero hablar.
Quizás simplemente no sea el momento o el lugar, o la gente o el azar, o el gato en el altar o el verte pasar, quizás los pitillos en el cenicero o los cigarrillos en el tendedero, quizás tu sonrisa que se marchita o el silencio de la mezquita que me perturba y me oprime mientras oigo al bebé llorar en mis brazos. El bebé que llegó junto a su hermano en una cesta descendiendo por el río hasta mis pies. Y yo, obedeciendo a la naturaleza o a los dioses que me los conceden, cojo a los gemelos y los amamanto y los veo crecer, como si fueran mis hijos, como si fueran de mi especie, como si algún día fueran a aullar, como si Rómulo no lo fuera a matar.
Y tú eres ese bebé, tú eres ese Remo que agoniza, esa tenia en la arteria, esos labios contra los míos, eres el azar, el karma, el Alá de la mezquita, mi cigarrillo de la mañana, mis pitillos arrugados, mi querido gato de ojos marrones esperándome en el altar, soy tu sonrisa y tú eres la mía. Eres la lluvia, eres el sol, eres mi cielo y mi vida. Eres Edith Piaf, eres Ringo Starr. Y yo te quiero y te adoro, y te vuelvo a dejar escapar. Eres un taxi en la medianoche, eres la cara oculta de la luna, una ola perdida, un paseo al amanecer, eres las montañas y los ríos, eres la nieve y la lava, eres la India y eres Amsterdam, las guerras, los pactos, los llantos, las bombas, los besos, los azahares. Eres toda mi realidad, todo mi mundo, todo mi ser.

lunes, 29 de julio de 2013

Versos que perdieron sus letras

Aún conservo las cenizas de todas las poesías quemadas. Solía escribir para poner a prueba mis sentimientos y hasta cuanto podría resistir mi corazón derramando esa tinta que lleva dentro. La tinta que unía nuestra vida. Aunque tu y yo nunca llegásemos a ser pluma y papel siempre teníamos algo que escribirnos. Y ahora duele. Es un dolor que persiste, como la tinta derramada sobre las teclas de mi confidente, testigo de mis lágrimas y mi ira. Cómplice de que lo único que necesito cerca y lejos eres tú. Aún recuerdo aquella carta, aquellas palabras que susurraban..
-No quiero que me prometas lunas, que Luna sólo hay una, y fue Bécquer quien la escondió entre sus poemas. Regalame noches, que en invierno hay muchas y me hace(s) más falta..
Siempre tuviste la fórmula mágica para derretirme en  momentos en los que sólo deseaba ser hielo. Por eso aprendí desde que te fuiste, que es mejor callar versos ya que de esta forma no tendríamos que medirlos ni tendría ninguna importancia a la lírica. Pero no puedo olvidar la perfecta rima que formaban tu mirada y mi sonrisa. Exquisita, cuidada al milímetro, enlazada. Dando musicalidad a nuestra rutina. A nuestro día a día.
Sin embargo, acabé llena de noches de insomnio, con versos formando pesadillas, con letras que se juntaban formando un "te echo de menos". Noches de amor y noches de odio. Cicatrices color carmín que arañaban el corazón. Plumas sin tinta. Folios  blancos sin palabras. Sentimientos sin vida. Almas perdidas. Versos desorientados. Sonrisas tristes. Rimas escondidas detrás de cada estrofa. Estrofas desordenadas sin lógica alguna.
Por eso ahora le grito al mundo que se pare, yo me bajo en la siguiente parada, que este rumbo vacío no me gusta. Esta rutina descontrolada me asquea, me derrumba. Cada media noche analizando cada mirada cruzada, cada roce que perdimos, cada beso robado por el miedo, la soledad me susurra diariamente que me ama. Mi corazón cada noche se te declara. Pero no hay respuesta, sólo el eco de tus pasados "te quiero" retumbando en mi alma cada amanecer.






martes, 25 de junio de 2013

Ahí estás tu*

Puro éxtasis, felicidad desbordante, placer inacabable... Mejor que cualquier droga, mejor que un día de verano, mejor que los batidos, que la playa, que el Sol, el mar refrescante, la arena que te acaricia... Mejor que algo caliente en invierno, que un sobresaliente, que los profesores simpáticos... Mejor que un buen día de snow, mejor que los tés, el English breakfast, el Earl Grey, la menta poleo, la canela, la vainilla, ¡la miel!... Mejor que la sonrisa de un vagabundo que recibe una limosna generosa, que los bizcochos de chocolate, los huevos fritos, el azúcar, los transgénicos, el veneno en la piel, la victoria en la guerra de Troya, la hierba, la infancia, los perros, los bebés, el azul... Que un buen libro... Mejor que el momento de éxtasis de tu canción favorita, mejor que Something, que los Stray Cats, que Scarborough Fair, que A Day In The Life, que The Beatles, los Arctic Monkeys, Home, Zimmerman, Ian Curtis, Freddie Mercury... Mejor que la música... Mejor que el cielo sin una nube, mejor que un preso libre, mejor que un campo de centeno, mejor que volar, mejor que la libertad... Mejor que el momento de nacimiento, mejor que una muerte dulce, mejor aun que la vida... Mejor que nada y que todo. Por encima de eso, por encima de las mejores sensaciones que se te puedan pasar por la cabeza, justo un escalón por encima... En ese escalón estás tú.

viernes, 21 de junio de 2013

La destruiste.

¿No hace unos días que la notas un poco rara, un poco ida del mundo real? Se pasa el día con los cascos en las orejas, escuchando música para desconectar del mundo entero. Claro supongo que no te habrás dado cuenta, yo creo que podría ser actriz, ella lo sabe disimular muy bien. Crees que ese pequeño detalle no le dolió, pero le dolió y no sabes cuánto. Porque su vida, aunque te parezca que no, no es un cuento de hadas como lo pinta ella en sus cuadros. Ni es una historia perfecta como canta en sus canciones. Tiene miedo, mucho miedo a perderte, a que si te cuenta cómo se siente, la dejes. No sabe que tu darías todo por ella, su subconsciente lo sabe pero no ella, ella cree que su vida cambiará si te cuenta todo lo que le pasa por la cabeza. Ese pequeño comentario de anoche, la mató. Pero ella, se lo tragará, se tragará sus problemas, no te contará nada de lo mal que lo pasó. Si tiene que desahogarse, bailará hasta que sus pies sangren, hasta que no pueda más, hasta que quede rendida, hasta que se desmaye. De lo mucho que lloró por esos comentarios. Claro que ella va a decir que está feliz por ti y va a deslumbrar esa sonrisa famosa. Pero mira profundamente dentro de esos ojos cafés. Cariño, la destruiste.


martes, 18 de junio de 2013

Imagino y deseo

Me imagino, lo increíble que sería despertar y tenerte al otro lado de la cama. Imaginar, todas las noches de locuras, de alcohol, las mañanas de resaca, de sexo, las tardes de pelis, de sofá. Todos los días de mi vida, compartidos contigo. Cada mañana, cada tarde, cada noche. Todas perfectas si es a tu lado, pase lo que pase, sea lo que sea. Daría la vida, para que el ultimo segundo de mi existencia sea contigo. Has conseguido sacarme de ese pozo sin fondo. Soñaré contigo y al despertarme tengo la certeza de que seguirás a mi lado, de que no te has ido, confío plenamente en ti, en esa persona que me vuelve completamente loca, que me tiene pensando, en un mundo perfecto a su lado. Imagino y deseo, cuentos de princesas, unicos.

¿Sólo seréis una vez más dos desconocidos soñando volverse a encontrar?

¿No te has dado cuenta de lo que siente ella al verte con otra? La tristeza se le nota hasta en la sonrisa. Cuando te ve con cualquiera, quiere morir. Quiere desaparecer de este mundo cruel que no ha sido capaz de concederle su mayor deseo. Estar contigo. No sé qué te encuentra, a ti, la verdad, si eres un idiota que va rompiendo corazones noche tras noche. Supongo que será el amor por ti que la ciega, que la vuelve loca, que la hace desvariar. Y ahora que te estaba empezando a olvidar, cuando te había dejado de ir detrás, es ahora que tú la persigues, y le dices que la quieres, y le dices todo lo que hace unos meses le negaste con tal claridad. Sí, es verdad eso de que apreciamos las cosas, sólo cuando empezamos a perderlas, cuando empezamos a echarlas de menos. Eso te ha pasado a ti, y como sabes acabará cayendo a tus pies, porque está enamorada, porque la vuelves absolutamente loca. Porque creo yo, que siempre habrá alguien que aunque no quieras siempre será tu debilidad, que si sonríe tú sonreirás, que si te habla tu contestaras y si te necesita tu seguirás estando ahí, para todo. Y es ahí, cuando casi te había olvidado, cuando le sonreíste, cuando lo vuestro empezó, porque una vida, está llena de metas, y su mayor sueño, su mayor meta la llega a alcanzar. Y hoy hace un año des del inicio de esta historia. Todo comenzó, cuando le empezaste a destrozar la vida. Cuando te diste cuenta que la perdías, que reconstruía su vida con otra gente, apareciste tú de entre la sombra y te la llevaste contigo. Ella ha cambiado, y tengo esa horrible sensación de “ya nada es como antes”. Total ¿para qué? Para que la volvieses a dejar tirada a los tres meses te cansaste de ella. Y lo peor no fue que la dejases, fue como la dejaste. Fuiste la persona más cruel del mundo, sabiendo que estaba enferma fuiste tú y en toda su cara le dijiste “Con la mala leche que llevas y la anorexia que tienes no hay ni quien te aguante” Aunque no lo sepas, ese pequeño detalle le dolió. Y no sabes cuánto. Creías que lo había superado pero no, esas palabras retumbaban en su cabeza las veinticuatro horas del día. Ella, se fue y cuando le pediste perdón, se tragó su orgullo y te dijo “no importa”, aunque al girarse le cayó una lágrima, y detrás de esta mil más. Te perdono, aunque nada fue como antes. Y ella se planteaba lo curioso que era que las personas que normalmente te hacían daño son aquellas que una vez prometieron jamás hacerlo.  Ella siempre tenía detalles contigo, y tú con ella nada. Ella te dejó una nota, la primera noche que pasasteis juntos, esta decía: “Hacerlo todo o no hacer nada. Conquistar el mundo o acostarme a dormir. Cualquier cosa puedo hacer siempre y cuando sea contigo” Y no fuiste capaz ni de contestarle, la única cosa que hiciste fue guardar esa nota, con perfume de rosas en tu cajón. Y ahora después de cinco meses sin ella, te das cuenta que la has perdido para siempre. Ella es feliz con otro, ella que era tu Julieta, que era tu perfecta señorita. Ella a la que le hiciste tanto daño, pero a la vez, la persona que más querías, ella ha encontrado a otro. ¿Y tú? Vuelves a empezar como antes de conoceros. Ahora sois dos extraños de nuevo, pero esta vez con recuerdos en común. Os veis por la calle y ni os saludáis. Y ella vive con un lema en su vida “Ten en cuenta que la gente cambia pero el pasado no.” Aunque parece que lo haya olvidado todo, ella en el fondo te echa de menos. Pero sabe que no puede estar contigo, por su bien. Pronuncia tu nombre en sueños, aunque no se ha dado ni cuenta. Será verdad, que algunas personas están destinadas a enamorarse la una de la otra pero no están destinadas a estar juntas. Y eso te pasó a ti, con tus ojos verdes, destrozando tu corazón cada vez más por no tenerla. Tienes que entender que no volveréis jamás a estar juntos, o al menos eso creemos. Aunque claro, en el fondo ninguno de los dos es feliz aunque aparentéis lo contrario. Quédate con esta frase, memorízala e interiorízala: Al final todo va a salir bien. Y si no ha salido bien, es que todavía no es el final. ¿Seréis la excepción que confirme la regla?  O ¿Sólo seréis una vez más dos desconocidos soñando volverse a encontrar?

jueves, 13 de junio de 2013

*

El dia de hoy es como cualquiera. No pasa nada especial, nada especial deja de pasar. Voy caminando por la calle sin pisar las lineas del suelo, como si me fuera la vida en ello. Y no paro de pensar en la falta que me hace un pitillo, tres chupitos de tequila y mas rayas de las que mi cuerpo pueda aguantar. Quizá asi deje de ser bajita, tonta, narizotas, fea, gorda, gilipollas, cobarde y puta. O puede que si lo siga siendo, pero a mi ya me dará igual. Me dará igual si cayó el muro de Berlin, si hubo un terremoto en Lisboa, si empezó la guerra fria o acabó la guerra civil. El pasado no importará, porque lo habré olvidado al segundo trago. El futuro será incierto y lejano a partir de la primera raya. Dará igual que sea pobre o rica. Pija o pordiosera. Dará igual si me gustan los morenos o los rubios. Si prefiero la mañana o la tarde, el invierno o el verano. Solo seré una chiquilla con una sobredosis tirada en la acera, esperando a que venga una ambulancia y rezando por que no avisen a mis padres. Una chiquilla más entre la vida y la muerte. Entre el vicio y la responsabilidad. Oh, vaya, he pisado una linea del suelo. Game Over, fin de la partida, fin del sueño .

lunes, 10 de junio de 2013

Él*

Él me ha enseñado a cambiar el mundo. Él me ha endseñado a dejar que me agarren por la espalda y me rodeen sin apenas ponerme nerviosa. Él me ha enseñado a apoyar mi cabeza sobre su pecho mientras me abraza, a dar besos en la frente y a recibirlos en la nariz. Me ha enseñado a echar de menos. Me ha eseñado a no complacer siempre a los demas, y yo he aprendido a pensar en mi misma. Él me ha enseñado a cogerle por la mano en vez de por el brazo, y a no soltarlo por miedo a los demas. Él me ha enseñado sus inseguridades, y yo he aprendido a no juzgarle. Él me ha enseñado a ser feliz, y tambien a parecerlo....(si, no soporta dar pena a la gente) Él me ha enseñado a susurrar en el oido y hacer cosquillas con los labios en su oreja. Él me ha enseñado lo que nunca pense que aprenderia de un chico superficial, pesado, y malhablado que en su interior escondia algo mas grande. Él me ha enseñado su mundo, y yo he aprendido a ver de mil formas el mio.

jueves, 6 de junio de 2013

Miró hacia la ventana, el día le sonreía y hacía mucho tiempo que no se sentía tan viva. Se sentó en la cama revuelta y se puso los pantalones. Unos vaqueros viejos que encontró por allí encima. Y entonces, se miró las manos y recordó todo lo que por ella había pasado. Hombres, papeles, fotografías, todo lo que un día fue someramente suyo y que ahora no sabe ni donde está. Comenzó a recordar todas las sonrisas que regaló a cambio de un techo bajo el que resguardarse, todo lo que su columna vertebral se dobló para poder ganar unas míseras perras que después terminaría gastando en whisky barato de la tienda de Mac. Y ahora ya no sabe hacia dónde correr, es peor aún no sabe si debe correr, andar, o dejarse morir en aquella cama. Porque todo lo que un día fue suyo ahora no está, y no sabe por dónde buscar. Ya no le brillan las mejillas de emoción al ponerse unos tacones, ni al pintarse los labios del rojo brillante que él le regaló. Y las luces de su camerino se están apagando lentamente sin que nadie se dé cuenta, sin sollozos o lágrimas que formen una bonita banda sonora. Su corazón se paraba lentamente, porque ya nadie la recordaba. Nadie la necesitaba, solo era otro ser humano carcomido por los recuerdos, una prueba de los destrozos del tiempo. Solo era sombra.

viernes, 31 de mayo de 2013

Se consumen en el humo, se evaporan con las risas. Se revuelcan por el césped, se besan. Se abrazan, se queman. La luna esta noche está llena, llena como ellas, de alcohol, de tabaco. No hay nada de que preocuparse, sólo de saber si quedan cigarrillos para el resto de la noche. Vuelven a encenderse otro, y otro, y se lo fuman, y con ellos, las cosas tristes, las cosas que les preocupan, las noches vacías, las estrellas caídas, las nubes. No han comido, pero tienen hambre de seguir consumiéndose, de llenar el vacío con más vacío. Se enamoran y a la semana dicen que eso no fue nada, y ya están con otro tema. Besan y dejan que no se olviden.
Levantan pasiones, despiertan la envidia, los celos. Envidia de poder alcanzar ese estado de felicidad, envidia por poder pasar de todo, y por no darle importancia a nada.
No es fácil encontrarlas, pero, ya no llevan tacones, ni tampoco están muy escotadas. Sus mejores armas son un lápiz de ojos negros, risas y unos paquetes de Chesterfield.





miércoles, 29 de mayo de 2013

Déjame que seamos infinitos*

Cada frase que dices siento que algo se agita en mi pecho. Quiero verte, necesito verte. Hay algo extraño en todo esto, eres como un rayo de luz en mi oscura vida y recuerdo que una vez me dijeron: 'Enamórate de quien pueda verte en tu oscuridad'. Y tú eres el único que hace alejarme de ella por un rato, por un instante creo que soy verdaderamente feliz, y eso no es algo que cualquiera consiga. Cuando me dicen que te gusto o cuando me dices esas tonterías que me hacen reír detrás de la pantalla, no sé si creérmelo, en el fondo deseo que sea cierto. No quiero ilusionarme, no quiero cagarla, no quiero engañarme, aún tengo cicatrices muy recientes como para correr el riesgo de abrir de otras nuevas, pero tú haces que mi soledad se desvanezca. Y no sé como lo haces, te tengo todo el día en la cabeza, pensando que estarás haciendo, si piensas en mí, como yo lo hago contigo, y te echo de menos, sin haberte tenido jamás. Yo, no me atrevo, no soy valiente, tengo miedo de arriesgar y perder, porque sé lo que duele y creo que no podría levantarme esta vez. Estoy hundida, soy emocionalmente inestable, odio tantas cosas de mi… Pero al hablar contigo, todo eso se me olvida, me distancio de mi realidad para poder ser feliz por esos minutos, por esas horas. Estás haciendo algo, me estás cambiando, y me gusta, pero me asusta a la vez, la otra vez que un chico consiguió cambiar mi vida, acabé pasando el peor verano de mi vida, los peores días que recuerdo, sin comer, sin dormir, sin poder ser feliz.
Sé que no debería quererte, o lo que sea que me está pasando dentro de mí, pero aún lo estoy haciendo, y ya no creo que pueda tirar para atrás, nadie se merece a alguien tan tonta como yo, nadie merece una chica tan insegura, con tantos miedos, con tanto amor por dar. 
Al hablar contigo todo cambia, es diferente, y me pregunto si alguna vez piensas en mi, ahora no sé cómo podría seguir sin ti, simplemente necesito que estés ahí, y no tengas prisa, porque todo irá como tenga que ir, por su camino, sin prisas, sin dolor, con felicidad. 
Déjame que seamos infinitos.


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Este es uno de los textos más especiales que he escrito, lo escribí hace unos cinco o seis meses. Ahora, soy feliz.


Mariona*

viernes, 17 de mayo de 2013

Perfecta por fuera, podrida por dentro


Sentada en el borde de la cama, agarraba con fuertes puños las sabanas, mientras las lágrimas cayendo sobre los muslos reprimían su dolor. La habitación era casi tan oscura como su alma, apenas unos cuantos rayos de luz entraban tímidamente iluminando sus piernas haciendo brillar con la luz del cielo las lágrimas del suelo. Con gritos sofocados intentaba que nadie la oyera ser frágil, ser vulnerable. Dejó de agarrar las sabanas, y quiera en silencio observaba sus manos que no podían parar de temblar. Se las acerco cuidadosamente a la cara limpiando los restos de lágrimas que asomaban con la intención de deslizarse. Se levantó con pesadez, abrió las cortinas observando las blancas nubes y la luz la cegó. Se dio la vuelta, pasó ante un espejo que evitó mirar y salió por la puerta de su habitación de vuelta a la realidad y a la vida que llevaba con una sonrisa postiza pintada en la cara.



jueves, 16 de mayo de 2013

Solo un poco más*

Te echo de menos. Sí, lo sé. Estás aquí, cada día, a mi lado, no te vas. Lo sé. Sé que estás a mi lado y que seguirás estándolo. El problema es que yo no te siento, te echo de menos. Echo de menos que me sorprendas, echo de menos tus abrazos imprevisibles, los besos robados, las caricias que solías hacer hasta dormirme.. Echo de menos tumbarme a tu lado y reír, reír y reír, como solíamos hacerlo. Puede que todo siga igual, como siempre, que nada haya cambiado y puede que sea yo que tengo demasiadas manías. Pero no te siento y lo odio. Porque te quiero, pero no estás. Y no quiero, no me gusta esto. Necesito sentirte, necesito que me abraces cada vez que quiera rendirme y me empujes, necesito que te rías conmigo por cada tontería, que te rías de mi cada vez que jugamos y pierdo, te necesito a ti.
No quiero que los ojos se llenen de lágrimas cada vez que nos despedimos, por miedo a que sea el definitivo, lágrimas que intento sostener cada vez que estoy a tu lado. Lágrimas de rabia, impotencia de saber que estás, que estamos, y que no estoy...  Te quiero y te necesito. Te necesito porque me has demostrado que vales la pena, que todo esto merece la pena, porque a tu lado me siento bien, muy bien. Y no quiero que esto se quede en nada. No quiero que esto acabe sin más. No quiero que esto se vaya muriendo poco a poco... no quiero que se vaya consumiendo, no quiero, no puedo. Quedémonos  un rato más, sólo un poco más...




martes, 14 de mayo de 2013

De todos mis recuerdos, eres el único que lejos de ahogarse se siente más vivo con Tequila.

Porque cada vez que bebo un trago de esa bebida, me viene tu rostro a mi cabeza, y me sigo preguntando porque tuviste que desaparecer, que me sigue faltando una parte de mi desde que no estás. Eres una parte fundamental en mi vida, en mi corazón, no podría vivir, si supiera que tú no estás en algún lugar, aunque esté muy lejos, aunque esté a más de diez mil kilómetros, porque lo prometido es deuda, no me iré a ningún lugar, hasta que no vuelvas, no olvidaré ni un solo segundo que hayamos vivido juntos porque eres una de las personas más importantes en mi vida, porque la vida solo te da a conocer cinco grandes personas, y estoy segura que tu eres la una de estas. No sé si acabarás por irte más lejos, por abandonarme del todo. Porque eres demasiado especial, demasiado único, demasiado parte de mi vida, demasiado Jordi. Te necesito, lo sé, es algo que jamás dudaré y jamás he dudado, nos separamos un tiempo, ni nos hablábamos no existíamos el uno por el otro y ahora que te has ido, que de verdad has desaparecido, ahora, me doy cuenta que eres fundamental, que no puedo seguir mi camino sin ti. Porque miro esas fotos, recuerdo esas tonterías. Eres mi recuerdo favorito. De todos mis recuerdos, eres el único que lejos de ahogarse, se siente más vivo con Tequila, mi bebida, tu bebida, nuestra bebida. Y si supieras que ya no bebo alcohol, te reirías de mí, creías que no podía, y aquí me tienes, no puedo mentir de vez en cuando le doy un trago a esa botella que me regalaste, tan pequeño que no parece que la botella se vaya vaciando. Pero lo hace. Desde que te fuiste, se ha ido vaciando poco a poco, pero de algo estoy segura, cuando vuelvas aun quedará suficiente alcohol, para hacernos un cubata cada uno, brindar por más que un siempre, por más que un infinito. Y aun quedará ese último trago, que te beberás tu, porque al igual que empezó, también terminarás esa botella.






viernes, 10 de mayo de 2013

Take the A train

Recuerdo la última vez que estuve en París. El otoño era una guerra y las aceras tenían tu nombre en el cemento fresco. La gente andaba escondida detrás del abrigo, con la barbilla en el pecho, tenían miedo. Los árboles se desnudaban, el cielo se caía a pedazos, la ciudad era un teatro conmovedor. De todas las bocas salía un humo marrón que se mezclaba con la niebla y desaparecía, París era blanco y marrón, algo rojo quizás por ese carmín que te afanabas en sellar en mis labios. Los tuyos, esculpidos en una sonrisa permanente, decoraban las plazas inmóviles, entre frío, valorando la mejor manera de deshacer para siempre las maletas. En París, donde siempre supe cómo encontrarte, las estaciones de tren son como estafetas, todos los viajeros tienen algo escrito, una historia, un cuento, un destino, al menos. Recuerdo que nos pasábamos las tardes leyendo la ciudad, escribiendo el oleaje de los sueños que nos esperaban a la noche. Tu boca, por ejemplo, era un poema dentro de un sobre lleno de sellos, a veces ilegible, a veces tierno, otras duro y perfumado, rojo, como he dicho, como algunas esquinas de la ciudad. El tren era la noche que desemboca en otra noche, un círculo polar de raíles helados, una chimenea que fabrica la niebla y las nubes y la nostalgia, un cuento en el que unos niños jugaban a ser frío y otoño y madera. Quedan cinco minutos para llegar a la Gare du Nord. Definitivamente, los trenes son la nostalgia.

jueves, 9 de mayo de 2013

Anna


Dos pavesas sobre las sábanas. El juego era sencillo, de un solo trazo, mi nariz, tu figura. Acomodado a tu alrededor como un satélite pensé en volverte a quitar la ropa, pero era tarde, tu piel ya estaba desierta, fina, caliente, y tu pecho era ya un par de dunas que se me deshacían en las manos. Tu barbilla, qué acantilado filoso tu barbilla. Desde tus ojos, que son dos floreros, se me cae la boca hasta tu ombligo. Mi mano repasa lo que beso y borra ese oasis, aquel espejismo, este mar que llamas ombligo. Te presentas tan tropical, tan exótica, que apenas nos llenamos de tigres, dejamos el desierto a un lado para inundarnos los continentes. Entre los dedos, pequeños peces se nos escapan y te dibujan, de un trazo, mi nariz, una sonrisa que te borda las comisuras. Estallamos en olas y hacemos un amor marinero, zarpamos, encallamos, dos buques del tamaño de un siglo. En el fondo del mar ahogamos un amor geométrico, preciso, impredecible, improbable, bebemos la saliva y la espuma y nos tomamos del cuello como café. Parece que quisiéramos decirnos algo. Algo que en ti busca un tesoro y sacude la playa. Lo memorizo, te memorizo, mañana podré cerrar los ojos. París no está tan lejos, me digo. Y estudio cada centímetro de tu cuerpo, cada mechón de pelo, cada pliegue, cada articulación. Ordeno y reordeno tus miembros y tus gestos y tu cara es tan sencilla de memorizar. Te releo los dientes, la lengua, tu ombligo es el centro de este maldito universo. Todo gira y vuelve y las estrellas están consteladas en tus ojos y tus pupilas son un alma que no sabe que la sé. Nos estamos derritiendo por los polos, mon amour. Estamos levantando una ciudad y dudo que esta cama aguante tanto envite. Tanto iceberg abrumador, tanto colchón a la deriva, tanta nieve helada en los pómulos. Me afano en recoger todos los frutos de ese árbol que es tu cintura, frutos silvestres y salvajes, frutos aterradores, dulces, apretados. Todo tu cuerpo es apretado. Me pregunto si sabes cuál es el tuyo y cuál el mío, los dos un cuerpo de los dos, más grande, más sabio, más sudor que apaga el sol como un incendio. Somos un incendio, ya sabes, dos pavesas que se enredan y encienden las cortinas y descubren la noche recién comenzada. Y así nos amamos por dos días y dos noches, y tu boca sabe a la vida y la vida ha merecido la pena. La pena, que está en París y en tu sexo escondido al terminar la madrugada.
Qué forma más curiosa será la de amarnos por correspondencia. En un sobre el desierto, en otro encerrado el círculo polar. Qué olvido más estúpido caerá sobre tus piernas. Pero qué bien saben ahora tus piernas, en serio. Qué tontería, qué barbaridad que te vayas y yo necesite, aunque no lo quiera, amar a otras mujeres para olvidarte.
– No creo que te eche de menos, Jean. – Espetó Anna mientras giraba el pomo de la puerta –.
– Ya lo sé.
Jean esperó a que Anna saliera de casa y cerró los ojos. Al fin y al cabo, París nunca estuvo lejos.

lunes, 6 de mayo de 2013

El pasado de algunos verbos


              – Mira. – dijo Jean – Hay verbos que no permiten un pasado lejos de la metáfora, como por ejemplo morir o enamorar. Es complicado aceptar que para esas palabras no haya un pasado que no sea pura literatura, pero lo cierto es que no es posible haber estado enamorado, no cabe eso de “Me enamoré, pero ya no” igual que uno no puede morirse antes de morirse, teniendo siempre en mente la primera acepción de las palabras. ¿Me entiendes? El enamoramiento es un sentimiento absoluto, una emoción tangible, algo que si se va, vuelve; razones, argumentos, axiomas que producen ese efecto y que no dejan lugar a grados. No se puede estar enamorado un poco o un mucho, se está enamorado o no, perdidamente, totalmente, locamente, pero nunca enamorado según convenga.
             – Pero yo – intervino Eliane – he estado enamorada, lo sé, me conozco y sé que estuve enamorada, pero todo ha cambiado…
             – Olvídate. Es imposible saber realmente si se está o no enamorado. El motivo es que no existe un punto de referencia sobre el cual valorar si hemos llegado a ese cenit o solamente estamos en el camino. Créeme que si alguien se refiere a sí mismo como persona enamorada es muy posible que sólo sea demagoga, mentirosa o simplemente estúpida. Todo esto es relativo, pero lo que vengo a decir es que todo el mundo ha aprendido a decir “Te quiero” y lo utiliza para todo. El amor se terminará convirtiendo en una canción de Justin Bieber o en un canal de televisión.
             – Espero que realmente no pienses todo eso que dices. Te crees que conoces a todas las personas, pero no es así. Estás desvariando. Si tanto sabes, dime qué es estar enamorado entonces. –Dijo Eliane, agitando la cabeza entre la desaprobación y la sorpresa–.
             – No lo sé, pero puedo imaginarlo, supongo. La analogía con la que empecé, ¿recuerdas? El morir y enamorar como verbos sin pasado. Pues no es exactamente una analogía si no todo lo contrario. Cuando estás muerto estás a salvo, en cierto modo lo estás, pero estar enamorado es todo lo contrario (sospecho), es estar supeditado carnalmente al amor, íntegramente entregado a otro, a la erosión que ello conlleva, yendo y viniendo entre dopaminas, feniletilaminas, alcohol y un largo etcétera de masturbaciones nerviosas. Pero la relación no termina ahí, el proceso de “desenamoración” es tan complicado (por no repetirme en lo imposible) como el de resurrección. Olvido y más olvido por un tubo. A un muerto se le renace con una rumba como a un enamorado con olvido. Dosis de olvido por vena, en pastillas, supositorios, graparle los párpados y proyectarle olvido a borbotones, cine de olvido, música de olvido, darle libros que hablen de guerras, de política, de ciencia, distancia de la de verdad, olvido y más olvido, picaduras de olvido. Creo que no hay tanto olvido en el mundo, pero si lo hubiera, después de esa ardua tarea de desenamoramiento-olvido quizás se pueda uno volver, si quiere, a enamorar. Y si no quiere también.

viernes, 3 de mayo de 2013


Mi vida esta llena de paranoias, de incoherencias. De tardes de sofá y tele, de noches de tormenta y libros. De siestas contigo y noches sin ti. De cosquillas en los pies y caricias en la tripa. De escrituras en las manos y tu nombre en mi muñeca. De cantar en la ducha y en tu oído. De un 8 tumbado y el 3'14. De rayos de sol y copos de nieve. De Romeos y Julietas. De desayunos  medias y el mundo mordisqueado. De campos de batalla y banderas blancas. De declaraciones de amor y cartas de disculpas. De piratas sin tesoros y ladrones de corazones. De fotografias colgadas en la pared y recuerdos en el alma. De risas fáciles y sonrisas eternas. De suspiros rotos y susurros perdidos. De ti y de mi.





jueves, 2 de mayo de 2013


Le habían dicho que era hora de encontrarse a sí mismo, que no podría seguir avanzando hasta que no lo hiciera, que no sería feliz jamás... Pero ¿qué significaba aquello? Había leído tanta palabrería sobre extrañas sensaciones en determinados momentos que le marcaban a uno la vida que había empezado a perder la fe en todo aquello. ¿Realmente era verdad? ¿Realmente alguien se da cuenta en un momento determinado de que ya no es el mismo y que aquel que es ahora... es él en su pura esencia? ¿En serio? No, no se lo creía. Sobre todo porque se lo habían ordenado. ¿Acaso ha de ir detrás de aquel momento? ¿Persiguiéndolo? ¿No hace eso más artificial y forzado todo? Tan natural y espiritual que se supone que ha de ser...
Por eso lo que hizo fue ignorar todos aquellos consejos. ¿Estaba en el destino escrito que ocurriera así? Pues él continuó con todas aquellas creencias hasta el día que, efectivamente, él cambió. ¿Qué hizo falta? Tan sólo una fotografía, una fotografía y el recuerdo de aquel lugar, el sitio en el que más horas de su vida había pasado.
La orilla de una playa, las olas congeladas, y los flashbacks que cruzaban su cabeza en aquellos momentos provocaron que, finalmente, se encontrara a sí mismo. ¿Pero qué fue lo que pasó por su cabeza? Sólo él lo sabe.
Las penas y las alegrías, los engaños y desengaños, sus fracasos y sus éxitos, sus problemas y su suerte. Todo concentrado en un mismo lugar. Aquella playa de su adolescencia que albergaba las experiencias que realmente habían marcado  su vida. No se trata de un momento que cambia tu vida, sino de recordar todos aquellos que lo hicieron. Eso es encontrarse a uno mismo.


Frase del día: If you don't find yourself, you won't know anyone.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Se esconde bajo su cabello, el cual finge ser de un color que no es. Ella querría ser diferente, le gustaría ser perfecta, pero no lo es, ni lo será jamás. En su habitación, acostada en su cama, acurrucada. Alarga su fino brazo para, así, poder alcanzar la ventana. Posa una de sus manos sobre el frío brazo, para, así, poder alcanzar la ventana. Posa cada una de sus delicadas manos sobre el frío cristal, y allí la deja. Un escalofrío le recorre la piel, es exactamente como se siente, fría, distante. Aleja la , mano de la ventana y una lágrima se desprende bajo su ojo. Quizá debería salir fuera, pero ignora esa opción. Se cubre la cabeza con la manta e intenta olvidarlo todo, pero no hay nada que olvidar. Nadie  sabe porqué está así, ni siquiera ella, simplemente lo está. Dominada por su corazón, o quizá por su mente. Hace tiempo que no se quiere, hace tiempo que no se importa; hace tiempo que nadie la quiere, que a nadie le importa. Se seca las lágrimas y se pregunta que rayos está haciendo, qué se está haciendo. Se culpa por lo estúpida que ha sido, por ingenua. Se culpa simplemente por ser ella, por ser quien es.
Pequeña, despierta, eres la alegría de este mundo y una auténtica preciosidad, eres única en un mundo de idénticos, eres tolerante en un mundo de intransigentes, eres modesta en un mundo de orgullosos. Eres, sobretodo, especial. No deberías ensuciar tu bonito rostro con lágrimas que nunca cobrarán sentido.



Frase del día:  Fuckin' Perfect




lunes, 29 de abril de 2013

Nunca supe estar a tu altura.

Y si te marchas el domingo por la mañana esperaré ilusionada hasta la hora de irme a dormir tu llamada. El lunes tendré el móvil bien cerca para contestar tu llamada. Si no llega, el martes guardaré el móvil, en modo vibración, en mi bolsillo, esperando hora tras hora en las aulas que me vibre el bolsillo y se ruborizan mis mejillas. El miércoles pensaré que te has quedado sin saldo y antes de acostarme recordaré que eres de contrato. El jueves, al levantarme, dejaré el teléfono en casa, con la ilusión d volver tarde y encontrar tu nombre en el buzón de entrada. El viernes aprovecharé que tengo la tarde libre para acercarme a la tienda y decirles que no recibo algunas llamadas o mensajes. El sábado, el sábado hará una semana que llegaste y no me despegaré del móvil. Y el domingo me daré por vencida y romperé a llorar. El lunes me levantare pronto y te veré por la mañana, vendrás me sonreirás, me besarás y te marcharás. Luego, por la tarde, me llamarás y volverás y yo me callaré, me tragaré mis lágrimas del domingo por la noche y te dejaré volver sin más. A la semana siguiente aún esperaré tu llamada y cuando decidas volver te dejaré volver sin más, tragándome mis lágrimas, porque nunca tuve el valor para decir que no, para hacerme valer. Nunca supe estar a tu altura.



Frase del día: Tu sonrisa me enseño que había algo mas bonito que tus ojos

domingo, 28 de abril de 2013

Muñeca rota


Los finos y delicados nudillos de una bailarina de porcelana golpearon la puerta por, al menos, décima vez. Su voz asustada y débil clamaba al otro lado una respuesta, cualquier tipo de respuesta. Lloraba, humedeciendo sus rosadas mejillas.
Pero ella no quería responder. Bebía otro trago, ya no quemaba. No dolía: aliviaba. Ella se dejaba desvanecer en el silencio del pequeño cuarto de baño sin intención alguna de decir o hacer algo más que continuar muriéndose poco a poco ahogada en lágrimas de alcohol y cócteles de emociones. ¿Por qué nadie le avisó de que la realidad era tan dura?
Sus nudillos también eran finos y delicados, también ella era una bailarina. De piel pálida y suave, de piernas largas y hermosas, flexibles y capaces de dibujar sobre las notas de un piano. Estiró sus piernas tendida en el frío suelo en la penumbra de la noche. La luz de la iluminación pública que se colaba por la pequeña ventana perfilaba el contorno de sus zapatillas de ballet. Sus viejas zapatillas de la suerte.
"Vaya mierda de suerte" ahogó en otro trago. Se sentía tan atada como las cintas que rodeaban sus tobillos, tan atrapada como la rígida postura de su espalda. Tan harta, tan cansada. Tan rendida.
Y es que no era más que otra muñeca de entre tantas. Otra muñeca utilizada y desechada. Estaba al límite, ya no soportaba que jugaran con ella y sus ojos de cristal. Su corazón de porcelana no estaba hecho para juegos tan terribles como el amor.
¿De qué sirve tanta disciplina si ni siquiera puedes educar tus sentimientos, tus ilusiones, tus impulsos? Ni siquiera bailar la podría aliviar ahora. Ni siquiera podía bailar lo que ella necesitaba bailar. Quería ser libre, estaba harta de aquella prisión de cerámica. Ella sólo quiere gritar. Gritar o dejarse morir en la soledad y la oscuridad, sin atender a los gritos del otro lado de la puerta, donde sus compañeros temen por ella y por la función. Todos preocupados más por el qué dirán que por la estrella de la compañía. Todos como figuritas todavía por estrenar, con sus zapatillas de ballet, sus mallas y sus vestidos. Su maquillaje de fantasía y sus moños bien apretados.
Se dejó caer hacia atrás, soñando con titulares como "La muñeca que se rompió".
Afuera, la de los nudillos insistentes seguía intentando abrir aquella cerradura traicionera tras escuchar el cristal de una botella llena de penas romperse. Intentando abrirla con aceite de lágrimas como lubricante.
La encontraron inconsciente entre tules de princesa y pedazos de una luna de cristal. Sus rasgos eran como los de esa muñeca de porcelana de mejillas rosadas y labios color ciruela que todos los coleccionistas desean. Sus rizos dorados y perfectos sólo eran un espejismo. Todo el mundo lo sabía, pero siempre lo olvidaban: con la porcelana no se juega, es sumamente frágil.



Frase del día: Baila para la vida,
vive para bailar

Cuenta los te quieros que se quedaron en tus sabanas


Abrió los ojos. Se despertó casi como con resaca. ¿Casi? Tenía resaca. Se incorporó doliéndose de la cabeza con los ojos entrecerrados. Aquella luz era demasiado fuerte para esos ojos que no hacía mucho estaban obligados a mantenerse abiertos. Ella le decía siempre: "si los cierras, no veré nada". Le decía que eran su luz. ¿Y ahora? ¿Acaso ya no necesitaba luz? Quizá había encontrado otra luz. Otros ojos a los que mirar por las mañanas, otros labios a los que besar por las tardes y otro cuerpo al que abrazarse por las noches. Dolor de cabeza. Boca pastosa. En realidad no recordaba qué había pasado el día anterior. O mejor dicho, la noche anterior. Recuerda bien que ayer fue la última vez. Probablemente la última vez que la viera. Que la viera junto a él, despertar en su cama. En ese hueco al que ahora miraba. Sólo las arrugas de las sábanas podían engañar a ese espacio vacío. Ese espacio que nunca más podrá ser llenado. "Joder", dice en alto. Lo repite. Lo grita. Golpea el colchón. Voz desgarrada. Ojos cristalinos. Lágrimas aventureras. Quizá ya se haya arrepentido. Igual le ha dejado un mensaje. Pero no. Hubiera sido mejor no comprobarlo siquiera. Casilla de mensajes: vacía. Igual de vacía que su vida a partir de ahora. Sin ella. Sólo quedan los mensajes antiguos. Te quieros ya olvidados. Los recuerdos resultan insuficientes, sabe que ya no la tendrá jamás.
Ahora pasa los días contando los te quieros que se quedaron
Perdidos entre las arrugas de las sábanas.



Frase del día: La posibilidad de realizar un sueño es lo que 
hace que la vida sea interesante.

Cold November VII*

Domingo. Domingo es mi favorita. Es la más poética de las siete. Sin saber muy bien cómo ni por qué, ayer por la mañana me levanté muy temprano (para lo que suelo) e instintivamente cogí mi libreta y me puse a escribir. Dejé la mente en blanco, puse de fondo la instrumental de Apollo Brown, y me dejé llevar. A las dos horas ya la tenía escrita y grabada. Pura inspiración, si es que la palabra no se me queda grande. Y creo que no hay mejor forma de despedirse que esa. Un puro yo. Domingo. Hasta siempre.




sábado, 27 de abril de 2013

Cold November VI*



Sábado. Sábado es una colaboración que hice hace un tiempo con Fab. No hay mucho más que decir sobre esta canción. Sencillamente, los juegos de palabras y los versos entrelazados son solo parte del dejarse llevar. Como decimos, una noche tranquila sorprendió la inspiración...




viernes, 26 de abril de 2013

Cold November V*


Viernes. Viernes fue el adelanto. Llamado anteriormente Vámonos. También está producido por mí y la introducción es parte de Enemigos Públicos. La idea es enfocar la huida, esa tan filmada en hollywood, dos enamorados que huyen de todo. Como si no fuese cierto que en todos los lugares hay algo por lo que huir. Lo que quiero con esta canción es que cada vez que alguien diga (o que vosotros mismos lo penséis) "el mundo es un pañuelo", vosotros lo completéis. Pues el mundo era un pañuelo antes de ser tus ojos. Me refiero...



jueves, 25 de abril de 2013

Cold November IV*


Jueves. La voz de Borges, que soñó que se moría, me acompaña en el estribillo. Esta canción tiene un poco de todo, tiene un poco de efecto mariposa y de paso doble. Frases que sacaría sin dudarlo de contexto, enormes reflexiones pequeñitas. Todo ello un totum rovolutum sobre una instrumental producida por mí.




miércoles, 24 de abril de 2013

Cold November III*


Miércoles. Miércoles está producida por Miguel, un compañero mío de clase. De oído magnético y piano exacto, tejió el camino que nunca llega a Texas. Recordaréis la película París, Texas. Basada en él.


martes, 23 de abril de 2013

Cold November II*


Martes. Martes es la canción más Borgiana. Producida por mí, la escribí después de leer uno de sus libros de relatos y su influencia queda patente. La historia es sencilla, un tipo (yo) que se inventa su pasado. Una reflexión sobre el recuerdo, el olvido, lo que es realmente cierto y no lo es. ¿O acaso hay alguna diferencia entre recordar algo que ha pasado y algo que no ha pasado jamás?




lunes, 22 de abril de 2013

Cold November*


Estos días os muestro siete canciones, una por cada día de la semana. ¿Una por cada pecado? Capital. Por si el pecado se convierte en patria. Ya me estoy yendo por las ramas. El caso es que intentaré diseccionar sucintamente (y trataré de no mancharlo todo) cada una de las canciones para que podáis ver lo que se esconde detrás. Aunque por supuesto cada puede (debe) abrirlas a la mitad como se abriría una cabeza y meterle dentro lo que quiere que cuente. Empiezo:

Lunes.  Lunes nace de la intención de crear un sistema de mujeres con sus múltiples incógnitas (¿Cuántas?). Mil gemelas son muchas, es solo una exageración. En el tema del martes hago referencia a las mil gemelas de la luna, viene a ser parecido, sin embargo luna solo hay una. Hay tres partes, y cada una empieza con las mil gemelas en una posición concreta. Imagínense la situación. Tú y tus miles de gemelas ahí y yo enfrente, solo, teniendo que decirte todo lo que me pasa por la cabeza. De eso se trata. Ah, sí, el estribillo es el momento en el que el protagonista besa a la chica.





Hay un lugar cerca de Texas


Hay un lugar cerca de Texas (o es en el mismo Texas, no lo sé), donde hay algo que, según dicen, se parece a la felicidad. Se llega en un coche viejo, aunque también sirve una furgoneta vieja, o un camión viejo, o un autobús igual de viejo que los anteriores. Lo conduce una mujer con el pelo largo, mojado (aún), y que huele a una de esas cantimploras de colores que venden en los quioscos por veinte céntimos. En la radio suena Neil Young, o Bob Dylan, o algún (viejo) blusero como Robert Johnson o Muddy Waters. El auto, se me olvidaba, es de color rojo, descapotable si es posible, con la tapicería ardiendo y una toalla encima del salpicadero. En el asiento de atrás hay dos sacos mal atados, algunas mantas, bolsas de patatas sin terminar y dos garrafas: una de gasolina y otra de agua, aunque no se sabe muy bien cuál es cuál. Ella, la conductora, canta esas (viejas) canciones mientras clava sin quererlo las uñas en el volante. Tú la buscas, desde el asiento del copiloto, entre los matorrales que se van quedando atrás. El sol, en el horizonte, parece querer deciros algo, al menos os mira a la cara. El reloj del carro no funciona, la radio mezcla chispas con guitarras, la carretera lleva años deshaciéndose en espejismos. La felicidad anda cerca, se nota, pero más cerca anda la noche.

jueves, 18 de abril de 2013

¡Mátame, lo estoy deseando!

Se ríe y escupe un trago de sangre al suelo. Malherido, John mira a Darel y consigué ponerse derecho para mirarle por encima del hombro.

-Venga ¡Vamos! Pégame... Lo estas deseando -Vuelve a sonreír- ¿Que vas a conseguir con eso? Ella me prefiere a mí, no hay más que hablar. Si, te engañaba conmigo durante todos estos meses y no te has dado ni cuenta... -Se rió- ¡Eres un ingenuo! ¿Acaso creías que tus musculitos iban a servir para que ella no se alejara de ti? Helen me pertenece. Le doy lo que tú no puedes darle

Darel, ciego de ira, le tira al suelo de otro puñetazo

-¡Cállate!
-¡Sabes que es verdad! ¡Mira! -se baja el cuello de su camisa y le deja ver una marca de carmín rojo- Acabo de estar con ella... -Darel no entiende por qué, pero su voz se ha ido apagando en esa última frase- Esa Diosa es mucha mujer para ti -Y acaba susurrando un-: ¡Mátame!... Lo estoy deseando

(Pobres idiotas, que se pelean por ella. No son los primeros en hacerlo, ni serán los últimos. ¿El final de esta historia? Trágico, como todo lo que rodea a Helen. Pero los valientes ya lo saben antes de apostar con ella: Helen juega a juegos peligrosos. Y como Diosa puede causar daños irreparables)





Frase del día: No busques la vida perfecta,
disfruta de los momentos en que la felicidad parece dibujarse.

lunes, 15 de abril de 2013


El humo y el alcohol intentaban ahogar sus pensamientos, sus sentimientos. Pero eran demasiado fuertes como para acabar con ellos tan fácilmente, ni siquiera las lujuriosas manos de la joven que perdía su pintalabios sobre su cuello era capaz de dejarlos en un segundo plano. Su mirada perdida en el horizonte, y las intrépidas manos de la muchacha que desabrocha su camisa. Él está como ausente, y a ella parece no importarle. Por supuesto, ¿por qué le iba a importar? No es ella. Ni de lejos se parece a ella. No podría igualar sus delicadas manos, tan suaves y agradables. No podría igualar jamás sus labios, adictivos como la más  potente de las drogas, capaces de hacerle perder la cabeza, la sensación de existir, capaces de hacerle sentir como la nada y como el todo al mismo tiempo. No podría conseguir nunca decir todo con una mirada, que con cerrar los ojos la luz se apagase, que con abrirlos le cegase. Nunca nadie podría ser como ella. Pero ya no tenía nada que hacer, sólo intentar olvidarla.
Ella quería a otro hombre, ella le amaba y él lo entendía perfectamente. Y se maldice por ello, intentando destruir el recuerdo de lo que fue el día en el que le presentó a su mejor amigo la mujer que amaba, la que había amado desde siempre. Cierra los ojos, intentando negar todo lo que cruza su mente como si de una carrera de metros lisos se tratase. Y se deshace de la muchacha sin mucho cuidado, casi empujándola hacia un lado, levantándose de repente y sin dar ninguna explicación. Se abrocha la camisa, ese no es el modo de olvidarla. Aunque por otro lado, duda encontrar otro. Será que no podrá conseguirlo, no podrá sacársela de la cabeza y vivirá sabiendo que su mejor amigo era el único al que ella quería.
Le duele el corazón, le duelen las entrañas, le duelen los pensamientos y los recuerdos. Se pone el abrigo, y sale a la calle sin esperar el impacto del frío sobre sus rosadas mejillas. Una densa y extremadamente húmeda niebla le espera, encerrándolo entre sus finas y condensadas gotas que le impiden ver un final o un principio en todo esto, ocultándole a los ojos de cualquiera que pase por las proximidades, ocultándole a él también ver la luz en su angosto mundo. Camina sin rumbo, qué rumbo iba a tomar si no sabe siquiera dónde coloca su pie. Conserva las manos en los bolsillos y hace ya bastante que ha dejado de escuchar el sonido del tráfico, bastante ya que ha dejado de notar la sensación de las paredes rodeándolo  bastante ya que no pisaba asfalto, que caminaba por tierra empapada, por casi barro, una compacta masa de hojas secas casi descompuestas y quién sabe cuántos insectos.
Era lo mejor, perderse donde nadie le buscaría nunca, para que no le encontraran, para no tener que recordar ni ver, para no tener que sufrir más. No veía nada, era lo mejor. Prefería cerrar los ojos para siempre en vez de vivir sabiendo que ella jamás estará con él, vivir sabiendo que no tendría nada porque su todo tenía otro dueño.







Frase del día: No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes

martes, 9 de abril de 2013

Se avecina tormenta


Hoy ha sonado esta canción y me ha taladrado, encima, la cantabas tú...Un día dices adiós y no te das cuenta de que es el último. Las calles de Barcelona ya no van a ser lo mismo, ni sus esquinas, ni las esquinas de mi cuerpo. Gracias por ayudarme a superar estos 417 km, por darme estos 223 días y los besos los cuales no he contado. Ojalá sigan habiendo fotos en tus retinas, pelos en tus calcetines, que te acuerdes de mi cada vez que te subas a un autobús, cada vez que veas alguna de esas películas o escuches alguna de esas canciones. Necesito ahogar estos recuerdos en el café de mis mañanas, en la saliva de mi boca, en las lágrimas que andan ausentes. Deja de sonar, deja de oler, deja de estar sin estar. Esto me pasa por pedirle lo eterno a alguien que no supo ser inmortal.

Se avecina tormenta...





Frase del día: El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad.

lunes, 8 de abril de 2013

Un lugar mágico


El sol comenzaba a bajar en la línea del horizonte, dejando un cielo de tonos pálidos y tenues que no transmitían más que tranquilidad. Respiró hondo ella mientras el viento se dedicó no sólo a jugar a correr entre las montañas, sino entre todos y cada uno de sus cabellos, suelos, brillantes y preciosos. Él la observaba sentado junto a ella, pero ella ni siquiera se daba cuenta de ello.
Desde el muelle podían escuchar las voces de sus amigos a lo lejos, apostarse alguna estupidez y lanzarse al agua en la orilla, lanzando con la ropa incluso a aquellos que no quisieran bañarse a una hora ya tan avanzada del día, con la noche al torcer la esquina y el frío comenzando a envolverlos.
Ella continuaba con la mirada clavada en el horizonte, sin perder de vista la línea perfecta que los árboles de la otra orilla formaban, deleitándose con los colores de sus hojas, rojas, naranjas, amarillas, cálidas y otoñales. Él sonreía sin dejar de mirarla, hasta que por fin ella se dio cuenta de que estaba siendo observada. Le miró por el rabillo de sus ojos y ninguno de los dos pudieron evitar reventar en una gran carcajada que dejaba patente lo bien que se sentían el uno junto al otro.
Un par de bromas, y más carcajadas, la mirada de nuevo al frente, y suspiros profundos acompañados de reflexiones sobre un futuro más o menos lejano en el que ellos dos son lo importante. Sus piernas cuelgan por el muelle sin llegar a sumergirse en las gélidas y cristalinas aguas de aquel lago que no tardaría muchos meses en volver a helarse, como cada invierno. Sus brazos soportaban todo su peso a sus espaldas y casi como si tomara el sol, cerró los ojos y estiró su cuello, elevando su barbilla y dejando que la esencia de la naturaleza, de la libertad del aire libre, se impregnase en su piel.
Él se dejó caer hacia atrás, adquiriendo una posición totalmente horizontal sobre las desiguales tablas que conformaban aquella pasarela sin destino alguno, tan sólo el centro de un lago que se llenaba en la época del deshielo de un líquido transparente y mágico. Agua pura y fría, en la que si te sumergías, eras otro. ¿Eso era lo que les había pasado a ellos? Al sumergirse... ¿Habían cambiado y se habían enamorado?
Dejó escapar una leve risotada casi contenida que llamó la atención de la muchacha, que se giró dedicándole una mirada divertida y a la vez interrogadora. Él se limitó a poner sus manos tras su cabeza y negar con la cabeza y sus ojos entornados, restándole importancia al asunto. Pero ella era una chica curiosa y cabezota. Eso era lo que le gustaba de ella. Así que era de esperar que se interesase al instante en lo que le pasara por la cabeza.
— En lo que a mí respecta, este lago me ha dado una razón por la que vivir.
Ella miró al frente, admiró el lugar en su totalidad. Tan maravilloso, espiritual, bello, espectacular, increíble, auténtico.
— Un lugar precioso -dijo.
— Un lugar mágico -contestó él, ella sonrió, y él añadió-, pero no me refería a eso.
Ella le volvió a mirar, confusa.
— Te quiero -se limitó a decir, y ella comprendió.
Lo mejor de todo era que ambos compartían esa sensación.




Frase del día: Perqueños toques 
hacen grandes rasgos.

miércoles, 3 de abril de 2013


El sol comenzaba a bajar en la línea del horizonte, dejando un cielo de tonos pálidos y tenues que no transmitían más que tranquilidad. Respiró hondo ella mientras el viento se dedicó no sólo a jugar a correr entre las montañas, sino entre todos y cada uno de sus cabellos, suelos, brillantes y preciosos. Él la observaba sentado junto a ella, pero ella ni siquiera se daba cuenta de ello.
Desde el muelle podían escuchar las voces de sus amigos a lo lejos, apostarse alguna estupidez y lanzarse al agua en la orilla, lanzando con la ropa incluso a aquellos que no quisieran bañarse a una hora ya tan avanzada del día, con la noche al torcer la esquina y el frío comenzando a envolverlos.
Ella continuaba con la mirada clavada en el horizonte, sin perder de vista la línea perfecta que los árboles de la otra orilla formaban, deleitándose con los colores de sus hojas, rojas, naranjas, amarillas, cálidas y otoñales. Él sonreía sin dejar de mirarla, hasta que por fin ella se dio cuenta de que estaba siendo observada. Le miró por el rabillo de sus ojos y ninguno de los dos pudieron evitar reventar en una gran carcajada que dejaba patente lo bien que se sentían el uno junto al otro.
Un par de bromas, y más carcajadas, la mirada de nuevo al frente, y suspiros profundos acompañados de reflexiones sobre un futuro más o menos lejano en el que ellos dos son lo importante. Sus piernas cuelgan por el muelle sin llegar a sumergirse en las gélidas y cristalinas aguas de aquel lago que no tardaría muchos meses en volver a helarse, como cada invierno. Sus brazos soportaban todo su peso a sus espaldas y casi como si tomara el sol, cerró los ojos y estiró su cuello, elevando su barbilla y dejando que la esencia de la naturaleza, de la libertad del aire libre, se impregnase en su piel.
Él se dejó caer hacia atrás, adquiriendo una posición totalmente horizontal sobre las desiguales tablas que conformaban aquella pasarela sin destino alguno, tan sólo el centro de un lago que se llenaba en la época del deshielo de un líquido transparente y mágico. Agua pura y fría, en la que si te sumergías, eras otro. ¿Eso era lo que les había pasado a ellos? Al sumergirse... ¿Habían cambiado y se habían enamorado?
Dejó escapar una leve risotada casi contenida que llamó la atención de la muchacha, que se giró dedicándole una mirada divertida y a la vez interrogadora. Él se limitó a poner sus manos tras su cabeza y negar con la cabeza y sus ojos entornados, restándole importancia al asunto. Pero ella era una chica curiosa y cabezota. Eso era lo que le gustaba de ella. Así que era de esperar que se interesase al instante en lo que le pasara por la cabeza.
— En lo que a mí respecta, este lago me ha dado una razón por la que vivir.
Ella miró al frente, admiró el lugar en su totalidad. Tan maravilloso, espiritual, bello, espectacular, increíble, auténtico.
— Un lugar precioso -dijo.
— Un lugar mágico -contestó él, ella sonrió, y él añadió-, pero no me refería a eso.
Ella le volvió a mirar, confusa.
— Te quiero -se limitó a decir, y ella comprendió.
Lo mejor de todo era que ambos compartían esa sensación.



Frase del día: Que nunca te de miedo a decir te quiero, nunca sabes 
cuando será la última vez  que podrás volver a decirlo