Páginas

miércoles, 29 de mayo de 2013

Déjame que seamos infinitos*

Cada frase que dices siento que algo se agita en mi pecho. Quiero verte, necesito verte. Hay algo extraño en todo esto, eres como un rayo de luz en mi oscura vida y recuerdo que una vez me dijeron: 'Enamórate de quien pueda verte en tu oscuridad'. Y tú eres el único que hace alejarme de ella por un rato, por un instante creo que soy verdaderamente feliz, y eso no es algo que cualquiera consiga. Cuando me dicen que te gusto o cuando me dices esas tonterías que me hacen reír detrás de la pantalla, no sé si creérmelo, en el fondo deseo que sea cierto. No quiero ilusionarme, no quiero cagarla, no quiero engañarme, aún tengo cicatrices muy recientes como para correr el riesgo de abrir de otras nuevas, pero tú haces que mi soledad se desvanezca. Y no sé como lo haces, te tengo todo el día en la cabeza, pensando que estarás haciendo, si piensas en mí, como yo lo hago contigo, y te echo de menos, sin haberte tenido jamás. Yo, no me atrevo, no soy valiente, tengo miedo de arriesgar y perder, porque sé lo que duele y creo que no podría levantarme esta vez. Estoy hundida, soy emocionalmente inestable, odio tantas cosas de mi… Pero al hablar contigo, todo eso se me olvida, me distancio de mi realidad para poder ser feliz por esos minutos, por esas horas. Estás haciendo algo, me estás cambiando, y me gusta, pero me asusta a la vez, la otra vez que un chico consiguió cambiar mi vida, acabé pasando el peor verano de mi vida, los peores días que recuerdo, sin comer, sin dormir, sin poder ser feliz.
Sé que no debería quererte, o lo que sea que me está pasando dentro de mí, pero aún lo estoy haciendo, y ya no creo que pueda tirar para atrás, nadie se merece a alguien tan tonta como yo, nadie merece una chica tan insegura, con tantos miedos, con tanto amor por dar. 
Al hablar contigo todo cambia, es diferente, y me pregunto si alguna vez piensas en mi, ahora no sé cómo podría seguir sin ti, simplemente necesito que estés ahí, y no tengas prisa, porque todo irá como tenga que ir, por su camino, sin prisas, sin dolor, con felicidad. 
Déjame que seamos infinitos.


--
Este es uno de los textos más especiales que he escrito, lo escribí hace unos cinco o seis meses. Ahora, soy feliz.


Mariona*

No hay comentarios:

Publicar un comentario