Páginas

lunes, 31 de diciembre de 2012

Hoy brindo por ti


Hoy brindaré en mis sueños, por ti y por todo lo que nos queda por compartir

Desde las noches más ávidas de deseo, hasta los días en que te veo a mi lado.

Brindaré por aprender y por aprender a quererte de la manera que más nos convenga, mi amor no tiene límites y no dudaré en adaptarme a todo lo que vayamos necesitando.


Brindaré por tu camino y por dejar que el mío discurra paralelo pero sin dejar de tocarse con el tuyo.

Brindo por las noches sin dormir, y por las mañanas sin luz en las que cada paso es un suplicio, pero en las que cada segundo me acerca de nuevo a tus sábanas y a tu cuerpo desnudo, tu aliento cálido y todos esos sueños que puedo volcar sobre tu piel, mientras no te das cuenta, para que tomen vida.

Me beberé todo si hace falta, porque no dejaré de celebrar mis días contigo, despertarme 5 minutos antes o mejor, 5 minutos después y saber que has estado mirándome.

Beberé y seguiré bebiendo, hasta que no me quede más que intentar beber de tu piel, que no me canso de celebrarte en mi vida, hasta cuando  parece que no tengo nada que celebrar.

Y es gracias a eso.

A esa sensación de tranquilidad.

A tu mano firme en la noche que nos acompaña.







Mariona*


-Te prometo fidelidad y una cama llena de rosas cada día, quiero que me cuentes como te ha ido en el gimnasio, en el trabajo, quiero que me digas si tienes alguna inquietud y yo arreglarla. Prometo llenarte de besos hasta desbordar, darte los buenos días y mis mejores noches. No me pasaré con el fútbol siempre y cuando estés tu a mi lado. Prometo sacarte cada fin de semana a lugares que nunca has visto y cuando los hayamos recorrido todos, hacer un álbum de recuerdos. Prometo ser el chico más feliz del mundo al saber que compartes tus sueños conmigo, sacarte mil fotos mientras duermes y, por la mañana, enseñártelas y que me mates a besos.
Prometo hacerte el desayuno cada mañana, tostadas con café. Te prometo que tu corazón saltará de alegría al verme. Te sacaré a bailar en la calle, cuando las calles estén solitarias y te besaré, como si fuera la primera vez y la última... Te llamaré cuando no des señales de vida y estaré ahí cuando necesites llorar. Te meteré una notita en el pantalón diciendo que te quiero. No te llamaré princesa, si no que te lo haré sentir. Prometo ir a la feria y traerte el peluche más grande. Bailaremos bajo la lluvia y te daré un beso cuando menos te lo esperes y más tiempo lleve esperándolo yo. Quiero ser la persona que más especial te hizo sentir, pero no te voy a prometer un para siempre pero nadie te va a querer más que yo.
Te daré sorpresas, cada día será diferente al anterior y desearás que cada segundo sea como una hora. Verás, mi intención no fue quererte desde el primer segundo y ahora mírame, haciendo un contrato, dándote las cláusulas y con solo una condición, que tú me quieras y no te vayas de mi lado.

+Quiero pasar un 2013 a tu lado.
-Yo quiero pasar el resto de mis días a tu lado princesita♥




Mariona*

martes, 25 de diciembre de 2012

Tu que llegaste por casualidad


Vivimos empeñados en que en algún lugar del mundo se encuentra nuestra media naranja, que si el destino al final nos hará encontrarnos y más cuentos chinos que demuestran una vez más que somos más felices en la ingenuidad.
Yo sin embargo he llegado a la conclusión de que es tarea nuestra convertir a aquella persona con la que nos cruzamos en la vida, en una pieza encajable de nuestro puzzle; pues ¿cuántas veces habremos dicho eso de "¿Quién me lo iba a decir a mi...?"?
Por eso digo que la magia está en dejarse llevar y no cerrarse a nada. Todos somos moldeables. Cambiamos en función de las circunstancias. Y cambiar con una persona hasta convertiros en uno sólo, eso, eso es lo que llamamos Amor





-----------------
Feliz Navidad a todos! Que tengais unas buenas vacaciones y cuidaros! Un beso!
Merry Christmas! Have a nice holidays! Kisses! 


Mariona*

lunes, 24 de diciembre de 2012

Un difuminado recuerdo de felicidad esfumada


Las notas de una vieja canción resonaban entre las paredes y se sumergían en los escasos dos dedos de agua que se habían acumulado en la bañera. Cerró el grifo y permaneció inmóvil en la ducha todavía unos instantes, dejando que las gotas resbalaran por todo su cuerpo, su cuerpo desnudo. Quizá porque él decía que era lo que más le gustaba ver, las carreras de las gotas de agua deslizándose por todo su cuerpo. Pero él ya no estaba ahí para verlo.
Salió de la ducha con delicadeza, levantando los pies y estirándolos como una bailarina de ballet, clavándolos sobre una alfombra después. El espejo estaba empañado, pero era mejor así. No le habría gustado verse en aquel estado, devastada por su ausencia. Enrolló una toalla a su cuerpo, ese que a él le gustaba tanto abrazar. Le decía que era como intentar coger algo que se le escapaba, que estaba fuera de su alcance. Pero era él el que se había escapado.
Sus pies descalzos se dejaron impregnar del frío que emanaba de las baldosas del suelo. Caminó hasta su cuarto sin preocuparse por las huellas que fuera dejando ni el rastro de gotas de las que su cabello se despojaba. Su cabello. Él decía que era como hilos de oro, suave como la seda, cálido como una chimenea, agradable como la lavanda. Pero su cabello ya no era el mismo. Él, sólo él tenía la culpa de que su cabello ya no fuera ni tan largo, ni tan dorado, ni tan delicado como antes. No pudo esta vez evitar cruzarse con el espejo que, sobre el tocador, le recordaba cada día desde entonces que sus ojos ya no eran esas dos estrellas de felicidad.
Se miró paralizada, tan sólo con una toalla sobre su cuerpo y el agua que aún se deslizaba por su piel. Clavó sus ojos en sus cuencas. Hundidas. Arañó la imagen de su cabello, tan quebradizo como su corazón. Y gritó. Gritó con todas sus fuerzas. O al menos es lo que le hubiera gustado hacer, pero ni siquiera eso merecía la pena. Permaneció pues dos minutos más mirándose a sí misma fijamente. Como si fuese a encontrar algo que le explique por qué él ya no está aquí, y por qué sólo queda de aquello un difuminado recuerdo de felicidad esfumada.







Mariona*

Contigo le gané un pulso al universo


Esta vez estoy dispuesta de mi corazón arrancarte, estoy cansada de derrochar lágrimas que no me llevan a ninguna parte. Tengo mucho que aprender de mi gran error, ojalá existiese una goma para borrar los errores de la vida. El tiempo sigue avanzando, yo estoy vacía sin ti, mientras... yo seguiré llorando, al menos hasta que te importe verme sufrir. Quizá nunca nos dimos lo que queríamos pero a mi contigo me sobraba, eras mas de lo que quería, mi corazón tenia mucho desorden y alguna que otra herida, así que, se conformaba con poca cosa, pero tu llegaste a mi, y ocupaste cada parte de mi ser. Dicen que nada es eterno, que el amor se acaba... yo en ocasiones pensé que eras el amor de mi vida, pero veo que en nuestro libro de amor, ya no quedan palabras. Seré fuerte, pero mi corazón es muy frágil, una parte de mi cerebro me dice que te olvide, la otra que luche por ti, mi corazón esta gritando, ¿Quieres oírlo? no para decir te quiero... espera espera, ahora me está susurrando tu nombre... maldito corazón, no te arranca de mi, sigues clavado ahí, yo solo quiero que vengas aquí, que me seques las lágrimas y me levantes. Solo quiero que me ames como antes, que me susurres al oído todo aquello que un día me dijiste... seré pequeña, pero contigo le gané un pulso al universo.


- Ahora ya lo sabes, nadie ha amado tanto como yo te quiero a ti.

+ Conozco sólo una excepción.




Mariona*



El último beso con sabor a lágrimas, la maldita despedida de siempre. En aquel momento sentí que te perdía, por mucho que me repetías que volverías. Esos 254 kilómetros nos separaron en cuanto dejé de abrazarte. Todo es más difícil desde entonces, el mundo me sobra si tú no estás aquí, conmigo. Llevo demasiado tiempo sin tus besos, sin ver tu sonrisa a cada rato, sin esas tonterías de niño que me hacían reír, sin sentir tu calor, sin tus “te quiero”. Necesito revivir un abrazo de esos interminables, o mejor aún, un beso que me deje sin aliento. Solo espero que te acuerdes del famoso número 1, tú ya me entiendes, que sonrías al pensar en mí como yo lo hago contigo, y que recuerdes la promesa que me hiciste en ese andén: Volveré. 





Mariona*

sábado, 22 de diciembre de 2012

Mi vida esta llena de paranoias, de incoherencias. De tardes de sofá y tele, de noches de tormenta y libros. De siestas contigo y noches sin ti. De cosquillas en los pies y caricias en la tripa. De escrituras en las manos y tu nombre en mi muñeca. De cantar en la ducha y en tu oído. De un 8 tumbado y el 3'14. De rayos de sol y copos de nieve. De Romeos y Julietas. De desayunos a medias y el mundo mordisqueado. De campos de batalla y banderas blancas. De declaraciones de amor y cartas de disculpas. De piratas sin tesoros y ladrones de corazones. De fotografías colgadas en la pared y recuerdos en el alma. De risas fáciles y sonrisas eternas. De suspiros rotos y susurros perdidos. De tantas cosas por ejemplo… De ti y de mi.


Mariona*

jueves, 20 de diciembre de 2012

Ella bailaba, cuando nadie la veía. Ataba sus zapatos de bailarina heredados de su hermana mayor y se erguía fuerte y dura como un tronco, pero a la vez flexible como un junco, frente al espejo del sótano. Y repetía una y otra vez los mismos pasos, sin pausa, con ritmo, sin silencios. Lo repetía hasta que los dedos de sus pies transformaban la sangre en café ardiente, hasta que las uñas se rompían y la carne viva no la dejaba elevarse hasta el cielo. Cuando ese momento llegaba baja sus pies al suelo, y miraba con frustración el espejo. Alzaba la mano y desataba con habilidad el pelo que tenía recogido, lo dejaba suelto, salvaje, libre. Salia del sótano y andaba bajo un sol invernal, andaba con los pies ensangrentados hasta donde pudiera. Entonces sacaba de su pequeña bolsa un cigarro, lo encendía, mientras en su cerebro también se encendía uno. Y fumaba, preguntándose si algún día llegaría a ser como Anna Pavlova, o quizá como Alessandra Ferri. Y recordando los vídeos que se sabía de memoria de aquellas dos grandes bailarinas se esfumó el tiempo igual que el cigarro intacto que se consumió entre sus dedos.




Mariona*



lunes, 17 de diciembre de 2012

Una tormenta que tal vez nunca termine


¿Intentar? Intentar y no conseguir no sirven. No existen vales de: cada 30 intentos...2 sueños conseguidos de regalo! Tal vez alguna gente cree que es mejor siempre intentar aunque no se consiga...¿pero eso es verdad? Al fin y al cabo los intentos solo nos hacen llorar porque un sueño más se une a la lista de los no conseguidos, una lista que dia a dia se hace mas y mas larga
Cuando nuestra vida termine, lo que contará realmente no serán los intentos o los sueños conseguidos, sino que, en nuestro último segundo, solo vemos aquellas personas que no pudimos ayudar, y esa pequeña ilusión que fue creciendo y creciendo dentro de ti hasta que se convirtió en un sueño que nunca pudiste realizar. Veremos todas aquellas lágrimas que nublaban nuestros ojos mientras veíamos como nuestro cielo azul hace escasos segundos, se convierte en el negro y oscuro cielo que presagia una tormenta que tal vez, no termine nunca. 



Mariona*

domingo, 16 de diciembre de 2012


Hablan de amor, hablan de amar. Hablan de quererse, de nunca olvidarse. 
Se prometen cosas imposibles, se dicen te quiero al oído. Pasean de la mano, sonríen cuando se miran.
Funden sentimientos. Sueñan despiertos, duermen soñando. Llamadas perdidas, miradas encontradas. 
Sentimientos que buscan dueño, personas que buscan ser sentidas. Manos explorando, pasiones exploradas.
Echarse de menos, quererse de más. Reacciones químicas recorriendo entera su anatomía, redacción de la historia más bonita del mundo. Cuerpos fundidos, corazones latiendo a contracorriente. Sueños construidos, deseos que al fin y al cabo, acaban siendo inalcanzables. Verse de nuevo, deseo que no se sabe si se debe desear...



Mariona*

miércoles, 12 de diciembre de 2012

¿Porque te necesito? Odio quererte

Que te quiero. Ya esta. Punto. No tengo porque buscar explicaciones. Simplemente te necesito para respirar, pero no es el típico tópico,es la pura verdad: te necesito para respirar. Porque ya no aguanto más sin ti, me voy ahogando poco a poco y es una de las muertes más horribles (la del alma). Necesito ver tus ojos marrones cargados de ilusiones depositadas en mi en nosotros. Sentir tu sonrisa en mis labios y oír tus carcajadas en mi garganta. Necesito probar tu sabor, ese que te va haciendo adicta hasta que dependes totalmente de él, ese sabor que me hace permanecer alerta. Necesito que agarres mi mano al caminar, porque si no te juro que acabaré cayéndome al suelo, rendida a tus pies. Necesito saber que tu corazón late cuando el mio se detiene, animándolo a seguir a delante.



Mariona*

Algo nuevo entre los dos, escondido tras el telón


Él de pie, ella sentada. Ella sonríe, lleva mucho tiempo esperando esta obra de teatro; él se esconde tras una capucha negra y mira al público con la cabeza gacha y una sonrisa llena de picardía en la cara. También lleva esperando este momento mucho tiempo, pero no saldrá de sus labios.
Ella lo mira, realmente no sabe lo que esta pasando en su corazón ¿Por qué salta en todas direcciones con tanta violencia? Le ha visto muchas otras veces actuar. Bueno, no, nunca como hoy. (o nunca con los mismos ojos) El sudor cae por su pelo, sus mechones rubios se le pegan a la frente y deja que gotee hasta el borde de la mandíbula, pasando desde allí por un camino derecho hacia la perdición. Esa pequeña gota baja por su cuello, despacio, con suavidad, como si quisiera dejar su rastro efímero en él y se detiene por un instante en el borde de su sudadera negra. Vaya, esa pequeñaja no sabe que va directa hacia terreno minado.
Él la mira, se ha dado cuenta de que lleva un buen rato mirándola. Nunca antes había pasado ¿o si? tal vez era él el que nunca se había fijado en ella. Allí sentada con las piernas cruzadas esta más tierna que nunca. Observa que su labio inferior queda un poco presionado por sus dientes y su pecho sube y baja con dificultad. Siente unas ganas tremendas de dejar el escenario y besarla allí mismo, de dejar ir su lado rebelde que tanto tiempo a intentado callar.
Sus miradas se cruzan una vez acabada la obra, los ojos de él tan azules como siempre, los de ella más brillantes de lo normal. Alza su delicada mano y le extiende una botella de agua fría, debe estar cansado y sabe que se lo agradecerá (un pequeño detalle a tener en cuenta por su parte). Él coge la botella y bebe, le sonríe y se quita la camiseta: es normal, tiene calor después de tanto tiempo en movimiento (otro pequeño detalle a tener en cuenta)  y quedan ambos complacidos pero ninguno satisfecho 




Mariona*

jueves, 6 de diciembre de 2012

¿Ella? Ella es julieta

Julieta. Esa chica que se sienta al final de la clase y es tan tímida, hasta que se siente a gusto con una persona y cambia totalmente. Esa que en realidad es extrovertida  a más no poder, que se ríe por todo, hasta por el gesto más simple. Que siempre te da ánimos con esa sonrisa tan perfecta y feliz que adorna su cara hasta en el peor de los momentos. Con esos ojos marrones tan normales pero tan difíciles de olvidar. Con su piel blanquita e inmaculada llena de lunares. Esa chica que es tan extraña y que tanto engancha, que te hipnotiza. Que le encanta el negro y a la vez es una explosión de colores en misma, que viste con ropas extravagantes que solo a ella le quedan bien. Que come regaliz negro aunque no le guste el sabor y siempre siempre tiene un puñado de chicles cerca de su alcance. Que no puede vivir sin música, desde la balada más triste a la canción más estridente; bueno, no puede vivir sin música y sin él.  Que le encanta leer al aire libre, porque dice que: ''las historias de amor se viven mejor con el sol en la cara y el frío en los pulmones'' Ella que su día perfecto sería estar un día entero con su Romeo en un lago, debajo de un árbol, y estar todo el día abrazada a él; sin palabras ni silencios incómodos, deteniendo el tiempo en cada beso, en cada carcajada. Es esa chica que coge la taza de chocolate caliente con las dos manos cuando hace frio y se lo acerca a la cara, haciendo que su naricita se quede roja.

Julieta es esa chica de la que es tan fácil enamorarse. Así que, si el más valiente de los reinos lejanos se atreve a venir y comprobarlo, a ver quien es el listo que me dice a mi que no la quiero...





Mariona*

martes, 4 de diciembre de 2012

Aun queda por ese dia cuatro


Se levanta de la cama resoplando y tacha otro día más del calendario con una cruz roja, pero lamentablemente el cuatro encerrado en un circulo parece no llegar nunca. Ya son más de siete meses sin ella casi ocho doscientos siete días (Para ser exactos) cuatro mil novecientas sesenta y ocho horas, doscientos noventa y ocho mil ochenta minutos, diecisiete millones ochocientos ochenta y cuatro mil ochocientos segundos alejado de ella. Miles de sonrisas perdidas, cientos de carcajadas sin escuchar y millones de oportunidades para besarla que ya no podrá aprovechar.

Mira por la ventana, solo la separan de ella dos cientos cincuenta y cuatro kilómetros y medio ¿Serían muchos para cruzarlos andando? Posiblemente, pero por ella, lo haría. Dejaron una conversación pendiente, que dicta mucho de ser terminada. ¿Ella también pensara en él? Lo duda.
Le da una calada a su cigarro.
Nadie se imagina cuanto la añora; él sabe que va por la vida rompiendo corazones, jugando con los sentimientos, conocido entre las jóvenes como: "El imbécil de ojos marrones". Dicen que los que pecan de lujuria son condenados a morir de amor ¿Sera verdad? ¿Le tocara a él sufrir ahora por todo el daño causado? Nunca pensó en lo que esas pobres chicas podrían sentir al oír de sus labios la pregunta del millón: ''¿Cuál era tu nombre?''
Quizás la vida le devolviera ahora todo el dolor que provocó, pero si la vida intentaba ganarle a él en su propio juego,  tenía todas las de perder, porque cigarro en mano, prometió morir antes de sufrir.



Mariona*

Anochece. Suenan ocho campanadas. Te espero con la mesa puesta, vino y velas. Llegas como si vinieras de la guerra, ronroneo tras el beso en la puerta. La sonrisa de cabronazo te delata, me subo unos centímetros la falda y los ligueros funcionan como imanes fieles atrayendo el metal de tu cinturón. Desde el principio de esta historia me enciende el contraste entre ternura y arrebatos, cuanto más dulce eres desnudándome antes me encuentras, antes me encuentro. Nos revolcamos, nos comemos vivos, rezo porque te quedes a vivir dentro de mí, me destrozas, me expando, me retuerzo, exploto, morimos y volvemos a un mundo que esta noche es menos real que nunca.
Cenamos entre risas, eres el culpable reincidente de mis hoyuelos con agujetas , me los clavas con chinchetas a cada nueva invención. Amo tu risa de niño, tu arte cantando, lo frágil de los susurros bajo el nórdico, y la ironía de sentirme enorme cada vez que me llamas pequeña.

Tres de la madrugada, te como la espalda a besos. Las piernas se enredan, los jadeos se mezclan, despertamos a todo el vecindario. Eres mi estufa en Octubre. Ya no te suelto.

Se abren los párpados, buenos días.
Vuelves a dormir en una habitación sin sábanas de flores como las que te abrazaron las dos últimas noches.

Es domingo.
Y me faltas






Frase del día: En vez de maldecir el lugar en el que caíste, 
deberías buscar aquello que te hizo resbalar.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Si me dices ven, yo lo dejo todo y vengo... Pero dime ven

Recuerdos de todos y cada uno de los momentos, y ahora son eso, solo eso, recuerdos. Felices, tristes, melancólicos… Y abro esa caja llena de fotos de los dos, de besos que creíamos que siempre perdurarían, de cartas, llenas de TE QUIEROS, de copias de conversaciones que empezaban con un Cielo, y terminaban con un “Que quede claro que yo te quiero muchísimo más” cuando el otro ya se había desconectado. Que  si, que se que todos los momentos quedaran en mi corazón, pero, quisiera que volvieran a suceder, que ese maldito seis de noviembre, desaparezca, porque no me gusto nada ese esto no funciona que termino en llanto (por mi parte claro), creí durante mucho tiempo en ese infinito, que firmamos, en ese, siempre que dijimos, pero supongo que todo eso al final… desaparece. Mentiría si dijese que no te echo de menos, a ti y a tu forma tan tuya de decirme que me querías, a ese no bebas eres menor, que terminaba en risas entre humos de cigarro. Eres la persona que más he querido en toda mi vida, el único que saco lo mejor de mí, pero que al final, destrozo mi corazón en mil pedacitos. Viendo fotos, he visto una de esa noche tan especial, ese vestido rojo, ese traje negro, esa cena romántica a la  luz de la luna, dos copas de vino, cigarro en mano y un beso en los labios. ¿Que tengo que hacer con todo eso, con las cartas que con los meses dejaste de escribir, con las fotos de los momentos de felicidad? Puede que lo mejor sea, escribir algo en ellas y quemarlo, pero al quemar eso es como si me diera cuenta que estoy borrando una parte de mi vida que en realidad no quiero olvidar. Si no lo hago puede que nunca salga de este bache, puede que nunca me vuelva a enamorar, puede incluso, que te siga esperando hasta que vuelvas atrás, y me pidas perdón por centésima vez, tengo muchas dudas, muchos puede, pero de algo estoy segura, si me dices ven, yo lo dejo todo y vengo, pero dime ven.




Mariona*

sábado, 1 de diciembre de 2012

Ella y él

Ella y él vivían una historia de amor poco convencional. No solían estar demasiado juntos, no solían besarse apasionadamente todo el rato. Algunos ineptos decían que no se querían lo suficiente. Pobres idiotas. Ellos se amaban, se aman y se amarán más que a nada. No niego que son una pareja difícil. Ella no admite estúpidos "cuelga tú", y los celos le dominan a él. Ella prefiere pasión y besos, pero la timidez la refrena a todo aquello que desea. Él simplemente prefiere hablar. Son diferentes, casi contrarios en todo. Incluso ellos han tenido dudas de su amor por culpa de no ser como los demás, y es que tardaron en comprender que el amor que no siempre necesita contacto físico es el más fuerte, el amor en el que los dos pueden compartir cualquier cosa, cualquier miedo, cualquier inseguridad. Un día, la presión de ser diferentes pudo con ellos, y decidieron dejarlo y rehicieron su vida con otras personas. O eso querían hacer creer a la gente e incluso a ellos mismos. Fueron tiempos malos para ambos, días lluviosos y solitarios. Ella añoraba aquellos mensajes de "buenas noches, mi niña, te quiero" y él añoraba escuchar su risa. Ella decidió refugiarse en los labios de otros hombre, y él simplemente escondió sus regalos en una caja, bien alta y escondida, encima de un armario. Algunos meses después de solo hablar por mensajes y no a la cara, descubrieron lo que mucha gente ya había imaginado. Seguían amándose como el primer día. Su mirada expresaba lo que sus palabras no podían, los ojos de ambos brillaban al contemplar que la persona que más amaban volvía a estar a su lado. Y aquí están ella y él ahora, hablando sobre cosas sin importancia, riéndose, y, básicamente, siendo felices juntos.





Mariona*


viernes, 30 de noviembre de 2012

Donde los árboles fueron testigos de una alma rota

En días tristes donde solo el frío la acompañaba, allí, en medio de la nada puedo sentir el rozar de los finos y fríos dedos sobre sus pálidos brazos. Inspiró profundamente y un inquietante escalofrío le recorrió todo el cuerpo llegando hasta el más pequeño de los rincones. Expiró delicadamente el aire mientras andando dejaba el rastro de vaho que su boca con gran pesadez había dejado salir. El frío viento le daba en la cara dejando a la vista la expresión de su rostro mucho más intensificada. Caminaba levantando los pies desnudos con pesadez sintiendo la humedad entre los dedos y el frío entre ella y su cuerpo. Miraba a todos lados observando el vacío y la soledad que allí ese bosque reflejaba. Su piel pálida contrastada con su cabello color carbón, parecía más frágil y angelical que normal. Llevaba el vestido manchado de barro, las yemas de los dedos estaban escondidas bajo una capa de mugre, y allí donde sus ojos habían derramado más de un mar de lágrimas los restos de la sucia tierra al limpiarse las lágrimas habían quedado grabados como la tinta al papel. Su mirada cristalina y triste parecía haberse rendido frente al torrente de lágrimas que se avecinaba y volvió a ponerse a llorar. Las rodillas le fallaron y cayó de bruces entre hojas, barro y soledad.

Jamás se levantó, sigue allí, atrapada entre la oscuridad de sus pensamientos esperando que un rayo de luz la ayude a iluminar su vida. 




Mariona*

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Problemas (que se arreglan) sin palabras



Después de tanto tiempo, después del miedo a equivocarse, miedo a fallar, miedo a que algo saliera mal, a tropezar y no poder levantarse, miedo al futuro y al presente, miedo también al pasado, un pasado oscuro que los perseguía. Por miedo a malos entendidos, a pensamientos equivocados. 
Derrumbaron muros, fronteras, hileras de gente que se agolpaba contra ellos. Rompieron cadenas, curaron cicatrices, liberaron almas y despejaron mentes. Se dieron tanto tiempo que dolió, pasaron noches en vela pensando en que el otro no pensaría en ellos, hubo silencios eternos, interrumpidos por gritos ahogados. Hubo lágrimas secas y sonrisas tatuadas. Hubo angustia en sus corazones, pánico y desesperación. Hubo nostalgia y recuerdos, hubo tardes en que ambos miraban la lluvia y sus miradas se cruzaban sin saberlo. Hubo suspiros compartidos a kilómetros de distancia. Hubo palabras dichas al mismo tiempo, sin ser pensadas.
Hubo amor sin ser conocido, y después de tanto tiempo, ambos se atreven a reconocerlo y se dan cuenta, de que ninguno de los dos fue suficientemente valiente como para luchar por ese amor...(hasta hoy) que es demasiado tarde…
No nos equivoquemos porque nunca es demasiado tarde




Mariona*

martes, 27 de noviembre de 2012

Ella, la que se consumía en vida... ELLA

Ella vive en una buena casa. Ella tiene padres y hermana. Tiene mascotas. No le falta nada. Sin embargo, Ella no es feliz. Ella no siente que tenga derecho a sentirse desdichada pero así se siente. No es feliz por que le falta algo. Sus padres le daban lo que necesitaba, un techo, comida, ropa... pero ella no quería eso. Necesitaba que la dejasen vivir. Ella tenía una urgencia de ser amada muy fuerte. Los demás no la trataban bien. No tenía grandes oportunidades para relacionarse. Era solitaria no porque quisiera, si no porque las circunstancias lo habían hecho así y eso la hacía desdichada. No es feliz. No es feliz pero sólo Ella lo sabe. Porque nadie más quiere molestarse en averiguar si es feliz realmente. Las personas que hay a su alrededor, ven su fingida y bien conseguida sonrisa y, aunque hay indicios de que algo hay mal, prefieren no verlos, prefieren convencerse a si mismos de que todo la va bien a Ella. Es más cómodo y más fácil.
En realidad, Ella lo prefiere así. No hace lo que hace por llamar la atención, lo hace porque no tiene otra manera de liberarse, lo hace porque se odia, aunque ni si quiera sabe el motivo exacto de por qué lo hace.
Pero lo hacía

Ella llega a casa, como cualquier día normal, fingida sonrisa, ojos tristes, aire alicaído. Saluda a su madre.
Su boca dice que todo ha ido bien,
Su cabeza dice que no puede aguantar mucho más.

Ella entra al baño, echa el pestillo. Su hermana golpea la puerta exigiendo entrar. Le pregunta que que hace, que cuanto le falta.
Su boca dice que tardará poco, que sólo está en la ducha
Su mente dice que tardará poco, que se está rompiendo a sí misma
Se corta. Aprieta los dientes. Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete veces.
Deja que la sangre salga, se libera a sí misma. Su alma le susurra a su corazón: "puedes aguantar un día más"

Ella va al instituto, retraída en sí misma, en un descuido sus cicatrices quedan a la vista por un instante. El suficiente para que unas muchachas sin piedad ni compasión los vean.
"Rara"
"Está loca"
"Es una suicida"
"Bicho raro"
"Es una amargada"
"Sólo quiere llamar la atención"
"Penosa, asquerosa"

Lo dicen sabiendo que Ella les escucha, sin molestarse siquiera en pensar la causa de ese sufrimiento.
Su boca guarda silencio.
Su alma se rompe un poco más.

Ella va a una tienda con su familia, con su música un tanto aislada. Su hermana compra montones de prendas de ropa. Ella tan solo quiere unos libros. Ella se refugia en ellos.
Su hermana opinaba que Ella era una rata de biblioteca, una solitaria, una sosa, un desperdicio.

Quiso la vida que un chico finalmente se enamorase de Ella. Ella es realmente feliz durante un tiempo. Ella, locamente enamorada, entregada a él, confiada, cree que tras unos meses de feliz relación, no es justo seguir ocultándole su dolor y, confiada en su amor por ella, le muestra su lado mas vulnerable, le muestra su dolor, le muestra su alma, le muestra su intimidad, le muestra lo que ha tratado de ocultar al mundo tanto tiempo.

Y él se horroriza, retrocede, la mira con espanto, con asco. La repudia, rompe con ella, la llama "loca".
Él le contó a todos lo que vio, diciéndoles a todos los que le escuchaban lo asquerosa y repugnante que era Ella.

Ella se rompe, llora, se encierra, ya sin temor a que su familia sospeche, se corta, se corta hasta sangrar lo que nunca había sangrado. Vive sin vivir, muere su alma, muere su corazón.
Su boca no dice nada
Su cabeza solo pide mas cortes.
Y su cuerpo obedece.
Pero no se siente lo suficientemente valiente como para acabar con todo. Se contenta con ese cómodo estado de semiinconsciencia, rota por sus sesiones de cortes y el sueño en las noches. Sigue con su vida monótona rota y oscura. Sola.
Ella sigue así con su vida. Ya acostumbrada a ser repudiada y a estar apartada de los demás, vive en un mundo de imaginación. Evade su realidad con música. Pasa el día imaginando un mundo paralelo perfecto para ella. A veces piensa si no se estará volviendo loca. Aunque la realidad es que le da igual estar loca o no.
Llega un momento en el que, esas ilusiones se convierten en algo más real para ella. Su solitaria mente, ansiosa de algún contacto social parece ver su mundo imaginario más real de lo que es. Con el tiempo, ella pierde el concepto de la realidad. Ella es consciente de ello. Es consciente de como va perdiendo su razón y su cordura. Refuerza la idea del suicido pensando que si muere, la nada que le espere después siempre será mejor que vivir en ese mundo desestructurado. No hay nada ni nadie que la aten aquí. Nadie la llama. Nadie se interesa por ella. A todos les da igual.
Era tan fácil como coger su vieja cuchilla. Unos cortes mas profundos de lo normal en sitios clave y en unos minutos, todo habría acabado. No habría mas dolor. No tendría porque seguir viviendo en una vida que la consumía. 

Y así fue como Ella, olvidada por todo y por todos, sola, enloquecida y desesperada, se quitó la vida y abandonó esto que tanto la hizo sufrir. Ahora todos piensan que se podía haber evitado. Ahora todos se dan cuenta de lo que podrían haber hecho con tan solo unas palabras. Teniendo un poco de compasión.
Pero ahora es demasiado tarde.
Ella se fue, después de una corta vida gris, ella se fue. Como fuego, se consumió. 





Mariona*

lunes, 26 de noviembre de 2012

Noches pasadas



Porque antes me dormía sobre ti, a cualquier hora, por culpa de tus caricias. Aunque lo mejor siempre era despertar y verte ahí, a mi lado, todavía acariciándome y mirándome con esa sonrisa. Era increíble. Eres increíble. La diferencia es que ahora ya no me duermo con tus caricias, sino con el recuerdo de ellas, y que, por mucho que me esfuerce imaginándote, tú tampoco estás cuando despierto. No sé cuándo podré volver a verte, a tenerte, pero no me preocupa demasiado porque sé que volverás. Volverás a ser mi primera imagen al despertar, la mejor de todas. Y dime, ¿Cuántos besos me he perdido desde que nos separa esta maldita distancia? No sé donde se habrán ido esos besos, pero prometo recuperar todos y cada uno de ellos, aunque se me gasten los labios, aunque se me pase la vida. 





Mariona*





Las noches no son las mismas sin ti

Echo de menos las noches en aquel sofá hablando de cualquier tontería. Echo de menos las noches con su cielo estrellado, ese cielo por el que prometería aprender a volar. Echo de menos las noches en las que me quedaba dormida sobre ti y me despertaba con tus besos a las cuatro de la madrugada. Las echo de menos, aunque no tanto como a ti. Me gustaría saber que piensan las estrellas cuando me ven pidiéndoles un deseo cada noche a las 12, tendrán pensado hacer realidad alguno de todos los que tienen pendientes? Ojalá. Y es que hoy, solo ellas son testigo de lo que siento estando tan lejos de ti, solo a ellas puedo contarles lo que daría por llevarte allí dónde están, llevarte al cielo. Sé que no contarán ninguno de mis secretos, aunque, si tienen que revelar alguno de ellos, que te digan que cada anochecer te necesito aquí conmigo, porque las noches son más largas sin ti. 





PD: Te quiero♥


Mariona*


domingo, 25 de noviembre de 2012

Y una vez más tropiezas con la misma piedra y esta vez piensas...

"Son ya muchas veces las que he tropezado, ahora la herida se ha hecho más grande, de esta no voy a salir..." Y después de este pensamiento te entra el miedo, el miedo de creer en alguien, el miedo de que te vuelvan a fallar... Porque todos dicen "Te quiero" pero la gran mayoría se olvida mencionar la segunda parte: "Hasta que dejes de tener lo que necesito". Y por causa de se miedo tu vida cada día se vuelve más monótona... Dejas de salir, dejas de hablar con la gente, te encierras en tu propio mundo sin saber que por ese simple hecho de no salir a la calle, de no relacionarte con los demás y de encerrarte en tu propio mundo, te estas jodiendo tu propia vida. Y sin darte cuenta también se la jodes a terceras personas, personas que tu crees que no te quieren, pero no es así.... Ellos no han dejado de quererte, han dejado de demostrártelo.

     





Mariona*

Erais un amor de los que duelen

Amor de doble filo, cortante cuando te apetece. Y ella sólo espera el día que vuelvas para decirte que no, que ya es tarde para llenar los otoños de carmín y las ciudades de despedidas. Espera nunca haberte conocido por si pudieras no doler. Olvidar como ella todas las cartas que con los meses dejaste de escribir, cuando vivías con certezas, siendo el único destino, el único camino, la mujer inevitable, la que siempre estaba en el fondo del vaso, de todos los versos, al final de las copas, esa que se creía principio y fin, universo, corazón, apoyo, respaldo. Cómo se puede ser tan hijo de puta y dejar de recordar cada polvo, cada beso, cada frase en la que no podía más. Todas las huidas hacia su cama, todas las llamadas al jardín de sus entrañas cuando estaba incluso más infiltrado en su cuerpo de lo que el aire estaría jamás. Cómo puedes olvidarte de eso.




Yo sólo creo en infinitos que abren, se desarman, que tienen sed. Es invierno y el frío me cala en los huesos, me destroza, me defiendo y lo único que puede rematarme es la canción nocturna, las cervezas heladas, los dedos firmes sujetando el cigarro, y un "Tal vez te acuerdes de mí..."




Mariona*