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martes, 29 de enero de 2013


En lo alto de un gran escenario: un piano de cola blanco, todo está oscuro, una luz me enfoca y a mis espaldas hay un gran telón rojo; yo sentada en un bonito sillón, ensayando alguna canción escrita por mí, y dedicada a ti…



Cuando acabo de tocar las últimas notas de esa preciosa melodía, alguien comienza a tararearla. Me levanto, me doy la vuelta y te veo… Has estado escuchando mi canción desde el principio. Subes junto a mí, me abrazas, me besas, me das la mano y juntos nos perdemos en el largo y oscuro pasillo de ese solitario teatro.








Mariona*

jueves, 24 de enero de 2013


Me sentía más y más pequeñita cada día que pasaba, por eso había decidido refugiarme en una burbuja. Allí era lo que quería ser, lo que siempre ansié. Cuando me tumbaba en la cama con música, el dolor se hacía tan, tan, tan pequeño que se esfumaba por la puerta al mismo ritmo que yo cerraba mis ojos. Notaba como se iba. Los párpados pesaban y cada día de carga, me mataba. Entre evasión y evasión me llegué a creer que el dolor no existía y, cuando acabé por creérmelo, el dolor rompió mi burbuja. Me rompió el corazón si es que se puede romper cuando ya está roto. Lágrimas y música hasta las tantas, esa noche mi método falló (más de lo que te imaginas). Ojeras al día siguiente y un "dormí mal, tuve pesadillas" como excusa. Miedo, muchísimo miedo por lo que vendría y el deseo de encontrar ya la felicidad, esa de la que tanto hablan.

Y volviste tú, cuando yo te había echado de mi vida de esa manera. Volviste para recomponer mi corazón y mi burbuja, para hacerlo latir de nuevo con cada mensaje de whatsapp. Vuelves tú con esa sonrisa que vuelve loca a cualquiera (a mí también, lo confieso). Llegas tú con esos defectos que me ponen nerviosa (no lo sabes tú bien) y con esas virtudes que me dejan una sonrisa tonta en la cara. Sinceramente, tus explicaciones no pensaba pedírtelas (y por eso no sabes cuanto me encanta que me las hayas dado), no las merezco.

Y ahora aquí estoy, echando de menos tus besos, tus abrazos, tus "¿Como puedes ser tan guapa?" mientras me rodeas con tus brazos y echando de menos tus formas de hacerme sonrojar mientras bajo la mirada.
No me voy a ilusionar (todavía). Juro que no, pero es agradable tener alguien ahí que movería el mundo por ver tu sonrisa una vez más.




Mariona*

martes, 22 de enero de 2013


Cuando te olvides de sonreír, recuerda que estoy aquí, al otro lado, dispuesta a hacerte sonreír con miles de tonterías que tengo guardadas solo para ti. Recuerda todo lo que pienso de ti y que si lo pienso, es porque lo eres.


Cuando tengas ganas de llorar, recuerda los buenos momentos, no solo los pasados conmigo, si no los pasados con todas las personas que quieres o que has querido. No te preguntes por qué se acabó, respóndete que mereció la pena y que toda esa alegría la revivirás, de una manera distinta, quizás más feliz todavía. Cuando tengas ganas de llorar, abrázate como lo haría yo o piensa que estoy ahí, sentada a tu lado escuchando todo lo que te pasa. Cuéntamelo, y si no puedes, escríbemelo. Algún día lo leeré. Imagina mi opinión, si es que la necesitas. Aunque no creo que sea tan importante.


Cuando tomes una decisión piensa que la que tomes, será la mejor. No tengas miedo a equivocarte, porque los errores no existen, son lecciones que nos da la vida. ¿Te duelen? Piensa que gracias a ellos tienes todo lo bonito que tienes, que has llegado a ser lo que eres. Y aunque no te lo creas, todos somos preciosos, lo que pasa es que a veces se nos olvida o nos miramos desde un punto de vista en el que nos infravalora.






Mariona*

lunes, 21 de enero de 2013


Otro día más en el que no estás, en el que brilla tu ausencia. Otro día más de sonrisas fingidas, de miradas tristes. Otro día más echándote de menos. Otro día más echando de menos los besos y los abrazos que nunca nos dimos. Otro día más recordando Finlandia, recordando a esa Wendy al lado de ese Peter Pan y sin olvidar que Peter Pan no necesita a Wendy para su perfección. Que él ya es perfecto, pero la mayoría de las veces se le olvida. Otro día más tragando el orgullo y todo sentimiento. Otro día siendo menos yo y más... Más... No sé. 

Tú y yo formábamos la perfección. Sin dudas. Nunca supe por qué tienes esa facilidad para tranquilizarme, incluso con tu recuerdo, y después hacerme feliz, hacerme sonreír como una niña tonta. Ahora en vez de ser feliz, tu recuerdo me causa morriña. Morriña de ti. Morriña de nosotros. Morriña de nuestra felicidad, de nuestra historia.

Sigo queriéndote, aunque me empeño en que si no lo pienso, duele menos. La realidad es que nunca te podré olvidar, aunque quiera. Y no es algo que diga por decir, porque quede bonito. Eres de esas personas que dejan huella y a mí solo una persona me hizo creer en el amor verdadero. A mí solo una persona me hizo creer que si que tenemos alguien para nosotros ahí fuera. Y sobra decir quien es esa persona, porque todos sabemos que esa persona eres tú.

Ojalá no existiese ni la distancia, ni Garfios, ni Campanillas. 
Ojalá esta vez solo existiésemos tú y yo, a centímetros. 







Mariona*

viernes, 18 de enero de 2013


- ¿Dónde está esa chica que siempre venía con sus ojos brillando y su maravillosa sonrisa? , ¿dónde está la chica que por muy mal que le fueran las cosas sonreía alegremente y te decía: "tranquilo, estoy bien", la misma chica que solía decir: "hay que arriesgarse", la que con un chiste malísimo se estaba media hora riendo y los buenos no los pillaba. La chica que nunca se rendía, la que siempre luchaba por lo que quería, la que si quería algo hacía todo lo posible por conseguirlo? , ¿dónde está?.

~Estoy aquí.

- ¿Aquí? ¿Dónde? Yo ahora mismo solo veo a una chica con la mirada triste, con los ojos llenos de lágrimas, con una sonrisa fingida, con una expresión de como si todo le diese igual... ¿Y la chica que siempre era feliz, dónde está?.

~No lo sé, pregúntale a él.





Mariona*

jueves, 10 de enero de 2013

:)

Fue una noche en aquel remoto lugar, que se parecía tanto al fin del mundo que tal vez lo era y nadie lo sabia, aquella noche tan surrealista como todo aquel verano. Se sentó en el suelo y observó su alrededor como si de una película se tratara. . Observaba y no entendía porqué capricho del destino estaba toda esa gente en ese lugar, esa gente tan distinta, todos sus amigos, bajo esa enorme noche plagada de estrellas. Y mientras miraba las estrellas recordó algo que alguien le contó una vez, una paranoia sobre que todo y todos estamos formados por polvo de estrellas. Entonces, bajo aquel cielo, mientras sonaba esa música, y quizá con demasiado alcohol y humo, pensó que quizá y solo quizá todos ellos e incluso aquel mágico lugar estaban impregnados del polvo de la misma estrella.



Mariona* 

sábado, 5 de enero de 2013

Comienza por hacerle caso a tu sonrisa

Ella no es delgada, no es alta, no sonríe, no habla, es timida, callada, a veces creo que al verla sola quiero abrazarla, no es lástima, solo es repugno al ver tantos cuerpos escuálidos siendo usados y tantos corazones capaces de amar siendo desechados ignorados y menospreciados. Ella se siente sola, siente no gustarle a nadie, ella cree que jamás atraerá los ojos de alguien, que jamás van a quererla como se ve, pero lo que no sabe, es que no está sola,  que no se trata de gustarle a los demás, sino de gustarse y estar conforme consigo misma, no sabe que los abrazos falsos a un cuerpo vacío no llenan lo que un abrazo cálido a un corazón amable, ella no sabe que a las personas se las quiere por como son, no por como se ven. Quizás nunca hubo quien le demuestre que un lindo cuerpo no dura lo que una gran mente, ella no sabe que a la hora del amor, la altura, el peso, la edad y la distancia, son sólo números. 





Mariona*

martes, 1 de enero de 2013

Al principio saltan chispas, una vez que esa luz se enciende comienzas a soñar, lo ves todo al revés, confundes la realidad de tal manera, que cuando de repente se apaga, te derrumbas. Y es que en la vida no se pueden esperar momentos buenos, ni malos. La vida cambia. Un día te despiertas tocando las nubes y otro te acuestas tirada en el suelo con mil heridas que no tienen cura, un millón de preguntas que no tendrán respuestas y un billón de respuestas de las que nunca te has planteado la pregunta. Sólo espera, ten paciencia. Porque el tiempo te dará la respuesta. Porque el tiempo va cambiando, pero la gente también. Porque aún queda un camino en la vida que debes escoger.







Mariona*