Porque antes me dormía sobre ti, a cualquier hora, por culpa
de tus caricias. Aunque lo mejor siempre era despertar y verte ahí, a mi lado,
todavía acariciándome y mirándome con esa sonrisa. Era increíble. Eres
increíble. La diferencia es que ahora ya no me duermo con tus caricias, sino
con el recuerdo de ellas, y que, por mucho que me esfuerce imaginándote, tú
tampoco estás cuando despierto. No sé cuándo podré volver a verte, a tenerte,
pero no me preocupa demasiado porque sé que volverás. Volverás a ser mi primera
imagen al despertar, la mejor de todas. Y dime, ¿Cuántos besos me he perdido
desde que nos separa esta maldita distancia? No sé donde se habrán ido esos
besos, pero prometo recuperar todos y cada uno de ellos, aunque se me gasten los
labios, aunque se me pase la vida.
Mariona*
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