Le
habían dicho que era hora de encontrarse a sí mismo, que no podría seguir
avanzando hasta que no lo hiciera, que no sería feliz jamás... Pero ¿qué
significaba aquello? Había leído tanta palabrería sobre extrañas sensaciones en
determinados momentos que le marcaban a uno la vida que había empezado a perder
la fe en todo aquello. ¿Realmente era verdad? ¿Realmente alguien se da cuenta
en un momento determinado de que ya no es el mismo y que aquel que es ahora...
es él en su pura esencia? ¿En serio? No, no se lo creía. Sobre todo porque se
lo habían ordenado. ¿Acaso ha de ir detrás de aquel momento? ¿Persiguiéndolo?
¿No hace eso más artificial y forzado todo? Tan natural y espiritual que se
supone que ha de ser...
Por eso
lo que hizo fue ignorar todos aquellos consejos. ¿Estaba en el destino escrito
que ocurriera así? Pues él continuó con todas aquellas creencias hasta el día
que, efectivamente, él cambió. ¿Qué hizo falta? Tan sólo una fotografía, una
fotografía y el recuerdo de aquel lugar, el sitio en el que más horas de su
vida había pasado.
La
orilla de una playa, las olas congeladas, y los flashbacks que cruzaban su
cabeza en aquellos momentos provocaron que, finalmente, se encontrara a sí
mismo. ¿Pero qué fue lo que pasó por su cabeza? Sólo él lo sabe.
Las
penas y las alegrías, los engaños y desengaños, sus fracasos y sus éxitos, sus
problemas y su suerte. Todo concentrado en un mismo lugar. Aquella playa de su
adolescencia que albergaba las experiencias que realmente habían marcado su vida. No se trata de un momento que cambia
tu vida, sino de recordar todos aquellos que lo hicieron. Eso es encontrarse a
uno mismo.
Frase del día: If you don't find yourself, you won't know anyone.
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