Páginas

miércoles, 20 de febrero de 2013

El asesino que regalaba amor



Clava sus ojos verdes en mi. El sol baña su pelo negro.

Llueve. Llueve a cantaros. Llueve como jamas había llovido antes. La noche esta cerrada. Hace frío. No hay árboles, ni edificios, ni nada. Solo lluvia. Lluvia y nosotros. él y yo. Empapados. A unos metros de distancia. El pelo mojado se le pega a la cara. La camiseta ceñida deja entre ver el perfil del templo que me condenó. Silencio. Tiene la cabeza gacha. Yo miro al frente entre los mechones de mi pelo chorreando. Saca una pistola. Tiemblo. Intento gritar, pero me quedo paralizada bajo la lluvia. Él niega con la cabeza. Suelta una sonrisa irónica. Alza la cabeza. Me mira. Caiga al suelo de rodillas.

El canto de los pájaros le pone nervioso. Carraspea y se muerde el labio. 

Carga la pistola. La apunta hacia mi. Retrocedo. 
-No lo hagas...
¿Esos son lagrimas? ¿o gotas de agua?. Sigo ahí plantada, sin poder dejar de mirarle.

-Te quiero..
-Por favor...
-Te quiero... 
Susurra. ¿Y yo? Grito.
-¡No!
Dispara. Mi pecho estalla. Mi mente vuela lejos. Sigo gritando. Caigo al suelo convulsionandome. Se acerca hasta mi. Mi sangre se mezcla con la lluvia. Se agacha. No puedo respirar. ¿Me estoy muriendo? Si. Me mira. Sus ojos verdes brillan. Se inclina. Me ha matado él. Me besa... 

-No me digas eso, por favor. No me hagas más daño.



Mariona*

No hay comentarios:

Publicar un comentario